Manuel Sánchez, presidente de la Federación Boxeo de les Illes Balears

El salvador del boxeo español, como algunos no dudaron en apodar a Felipe Martínez tras su llegada a la poltrona de la Federación Española de Boxeo, continúa dando muestras de sus prácticas autoritarias, afectando su desconocimiento de las leyes a todos los niveles del boxeo de nuestro país. Si hace unos días Rafael De la Cruz y Erik Alonso, decidían denunciar ante el CSD a Felipe Martínez por haberlos cesado como delegados territoriales por motivos personales, la crispación continúa en ascenso una vez leído el último comunicado de la Federación Española de Boxeo y el Comité de Boxeo Profesional.

En el mismo, se da a conocer la disparatada deuda que dejó Antonio Martín Galán, en la que Felipe Martínez colaboró activamente, aprobando de manera continuada las cuentas presentadas por el anterior mandatario, del que Martínez parece querer imitar sus prácticas. También se alardea de la consecución de un préstamo, a costa de la subvención del CSD, sin llegar los recursos propios que el por aquel entonces presidente de la Federación Murciana de Boxeo prometió en campaña electoral, incrementándose nuevamente los intereses a devolver, la Federación Española de Boxeo asegura en el escrito que tratará de potenciar el boxeo profesional, cuando ya son varios los promotores a los que se ha puesto mil y una traba para realizar una velada en 2017, ralentizando y paralizando la actividad deportiva.
Con las minucias que pretende ofrecer a las federaciones autonómicas espera conseguir algún voto que le ayude a voltear la Asamblea que todavía no tiene fecha a pesar de que estamos finalizando el primer trimestre del año, ya que el descalabro del actual presidente puede ser mayúsculo. El pulso de los actuales dirigentes de la Federación Española de Boxeo planteado a los presidentes autonómicos puede ser la tumba de Felipe Martínez pues estos no están dispuestos a que el Comité de Boxeo Profesional interfiera en sus competencias. A Felipe Martínez, así como a Domingo Matas y Carlos Utrilla, hay que recordarles que la Constitución delega las competencias deportivas, entre otras, a las Comunidades Autónomas, donde cada comunidad tiene su propia legislación.

Lo que sí pudo ser un casus belli fue la circular a modo de amenaza que remitió el Comité de Boxeo Profesional, asegurando que el boxeo profesional era competencia del propio Comité de Boxeo Profesional y no de las federaciones autonómicas. La actual Federación Española de Boxeo se aprovecha de que en el extranjero no conocen la legislación española y envía correos electrónicos a federaciones de otros países, donde boxean púgiles con licencia de una determinada autonomía, suplantando a las autonómicas para que no les permitan boxear. Eso sí, cuando un promotor extranjero pretende realizar una velada en nuestro país, el Comité de Boxeo Profesional no duda en exigirle las tasas más altas posibles, aprovechándose de sus desconocimiento, además de buscar los federativos un fin de semana a gastos pagados en el lugar del evento, siempre que este reúna ciertos intereses turísticos.

No se pretende insultar a nadie, porque si uno dice verdades es calificado como «desafiante» por la Federación Española de Boxeo que en su último comunicado no refleja el autoritarismo que realmente se está ejerciendo desde Madrid, o Elda, para limpiar los rumores que brotan de las alcantarillas. Y es que, como ya decía el Evangelio, que es una gran fuente de sabiduría, tanto para los creyentes como para los no creyentes, «por su obras los conoceréis», y no por sus comunicados, que nada tienen que ver con sus acciones.

Los títulos de España cada vez se encuentran más devaluados, y los campeones nacionales sin entrar en las listas para pelear por un título EBU. A Felipe Martínez, del que no podemos en duda su capacidad como técnico, le queda especialmente grande el traje en lo que al boxeo rentado se refiere, del que tiene los conocimientos mínimos, y debería confiar mas en el equipo de asalariados que ha formado. Felipe Martínez se ha olvidado de su promesa de reunirse con todo el mundo – al menos debería coger el teléfono a todos – y se dedica a amenazar a sus enemigos y a las federaciones autonómicas.
Visto lo visto , la dimisión o su destitución por moción de censura será el final del arrogante personaje.

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