Darío Pérez
@Ringsider2020

Nacido en la pequeña Parlier (estado de California), Evan Sánchez (8-0, 6 KO), es uno de los prospectos en los que Golden Boy Promotions tiene depositadas más esperanzas. Cuando llevaba dos años de profesional, estuvo a punto de dejarlo porque nadie le buscaba peleas, solo estaban él y su padre buscándose la vida. Su suerte cambió cuando Joel de la Hoya, hermano de Óscar, le vio hacer sparring en un gimnasio por casualidad, y le firmó para la promotora.

A sus veintidós años, el estadounidense se ha mostrado como un pegador imponente dentro del peso wélter y un púgil al que observar de cara a los próximos años. Charlamos en ESPABOX sobre sus sueños.

-Hola, Evan, ¿cómo te encuentras?
-Hola, todo va bien por aquí.

-Nos comentan desde Golden Boy que estás aprendiendo castellano, y tu apellido parece señalar un origen. Naces en Estados Unidos, pero ¿hay raíces hispanas?
-Sí, estamos trabajando en el idioma, a ver si pronto lo puedo hablar de manera fluida. Es el idioma de mi padre, que procede de Tijuana (México).

-Decía el otro día tu compañero Rafael Gramajo que en la zona de California los gimnasios están cerrados. ¿Cómo estás entrenando?
-Tengo la fortuna de que uno de mis amigos tiene un gimnasio en su patio, y entonces ahí podemos entrenar cuatro personas sin tanta preocupación por los efectos del virus.

-Te hiciste profesional con diecinueve años. ¿Cómo empiezas en el boxeo y a qué edad comenzaste a pelear como aficionado?
-Comencé en el mundo del boxeo a los ocho años, y ya competía con nueve, por lo que tuve unos diez años de experiencia amateur. Yo era un niño tímido, y mi padre quería que yo aprendiese a luchar para no sufrir bullying o algo similar, y que me supiera defender en el caso de haber peleas; me llevó al gimnasio, me encantó este deporte y además veía que lo hacía bien, así que empecé de este modo.

-¿Y cuáles son tus mejores momentos como amateur y la transición a profesionales?
-Yo creo que lo más especial fue estar con el equipo nacional de Estados Unidos, y viajar a Ucrania para un torneo donde quedé en tercer lugar. El paso a profesionales no es una diferencia espectacular; básicamente es lo mismo, aunque quizá los golpes se sienten más.

Evan Sánchez con su equipo

 

-Empiezas, como es lógico, con rivales de perfil modesto, pero vas sumando victorias y ya te están poniendo retos cada vez más exigentes. Tú siempre rindes y respondes bien.¿Cómo sientes que has evolucionado boxísticamente en estos tres años como profesional?
-Creo que he evolucionado muy bien combate a combate, el último (Issouf Kinda) fue muy duro y supuso un buen test, y hay que seguir subiendo el nivel con mejores rivales todavía.

-Has estado en el último evento de Golden Boy, en el respaldo de Vergil Ortiz vs. Samuel Vargas. ¿Qué supone para ti tener a una empresa así manejando tu carrera? ¿Ser un prospecto y tener el apoyo de la compañía es para ti un plus de confianza o te pone presión?
-Golden Boy me está cuidando muy bien desde que trabajamos juntos, me lleva por un camino adecuado hacia el éxito y se lo agradezco. Me siento confiado de que puedo llegar a cualquier lado con ellos, siento su apoyo en todo momento.

-¿Y el futuro? ¿Cuál es tu sueño en el mundo del boxeo, aparte de ser campeón mundial, o a quién te gustaría enfrentarte? Las categorías wélter y superwélter están como para elegir.
-Me enfrentaría con cualquiera: Crawford, Spence, Vergil Ortiz, etc. Quiero pelear con los mejores, y cualquiera que esté en la cumbre de las 147 libras (66’7 Kg.) es mi objetivo. Yo creo que en aproximadamente un año estaré preparado para estos retos.

Evan Sánchez vs. Daniel Evangelista

-Tus KO a Héctor Hernández con una tremenda combinación o a Daniel Evangelista en febrero, con un golpe seco con la mano adelantada, fueron tremendos. ¿Nos puedes contar a quienes simplemente vemos el boxeo qué sensaciones tiene alguien encima del ring que disfruta de un momento así ante el público?
-Es la mejor sensación del mundo, ufff (suspira)… me encanta sentirlo. Desde que voy al ring y noto a la gente animar, yo ya estoy en una nube. Estoy deseando volver a experimentarlo, de verdad.

-Sueles ser más alto que tus rivales (y además zurdo). Has bajado de peso en los últimos combates, me hablabas antes de los 66,700 kg del peso wélter en el que has hecho tus últimas peleas. ¿Piensas mantenerte en el wélter, te sientes cómodo ahí?
-Para serte sincero, ahora mismo no sufro en exceso para dar ese peso. Eso sí, al ir avanzando mi carrera, tendré que subir de peso tarde o temprano. Pero ahora me siento cómodo en el peso wélter.

-Cuéntame lo de tu apodo. ¿Por qué Evan “El Gato” Sánchez?
-El Gato (repite en castellano, riéndose). Mi abuelo me puso este sobrenombre cuando era un bebé, porque yo estaba todo el tiempo moviéndome a lo gato, de un lado para otro, o fijándome en los pájaros. Entonces todo parte de esa frase que siempre decía mi abuelo: “Mira, como un gato”. Y el nombre se me ha ido quedando hasta ahora.

-Hasta ahora, hemos hablado de deporte, pero hay una persona joven detrás. ¿Cómo es Evan Sánchez fuera del cuadrilátero? ¿Es tan difícil como parece ser un boxeador profesional, con todos los sacrificios que ello implica para un chaval?
-Yo, entiéndeme, soy una persona totalmente normal cuando no estoy en un campamento de preparación a un combate, y hago lo que cualquier chaval, incluso salir de fiesta. No soy diferente a cualquier otro en realidad. Obviamente me cuido, pero trato de ser normal excepto cuando estoy preparando una pelea, que me centro completamente en ello y nada me distrae.

-Imaginamos, por lo que nos vas contando, que nunca has estado en España. ¿Conoces algo de nuestro país?
-No, nunca he ido a vuestro país, pero me encantaría. Tengo que admitir que no sé demasiado de España, pero he oído que las chicas de allí son muy guapas (ríe).

-¿Te gustaría despedirte de la afición española con un mensaje para que estemos todos pendientes de tus próximos combates?
-Lo que voy a decirte es que voy a seguir progresando en el idioma español, y la próxima vez que hablemos tendré una buena fluidez para expresarme, jaja.

-¿Nos lo podemos tomar como una promesa?
-Claro, eso no lo dudes, tengo que trabajar en hablarlo bien porque es necesario.

-Muchas gracias, Evan. Ojalá te veamos muy pronto de nuevo peleando. Suerte con tu futuro.
-Igualmente, de corazón. Y que tengáis mucha salud todos por allí.