Daniel Pi
@BastionBoxeo
Foto: SHOWTIME/Stephanie Trapp

Siete días después de producirse un combate entre campeones mundiales, el que sostuvieron Joshua y Parker en el peso pesado, este sábado volverá a ser testigo de una nueva unificación de títulos. En ella, desde el Hard Rock Hotel and Casino de Las Vegas (Estados Unidos), los monarcas del peso superwélter WBA e IBF, respectivamente el cubano Erislandy Lara (25-2-2, 14 KO) y el estadounidense Jarrett Hurd (21-0, 15 KO), se enfrentarán para decidir al número 1 de la división.

Salvando las distancias, al igual que el duelo que servirá de respaldo (el Truax-DeGale), la unificación del peso superwélter será también un manifiesto choque de estilos, pero en este caso todavía mucho más acusado. El púgil nacido en Guantánamo es uno de los mayores exponentes de la escuela cubana de boxeo en el ámbito profesional actual, dado que su técnica, su precisión, su gestión de la distancia y su fenomenal juego de piernas le han hecho convertirse en un rival a evitar por muchos insignes nombres y en una pesadilla para sus oponentes, siendo calificado como uno de los boxeadores más hábiles de todos los pesos.

En cambio, Hurd, aunque en las peleas ante rivales como Frank Galarza y Óscar Molina recurrió a un estilo de corte técnico, que encajaba bien con su apodo “Swift” (en inglés ligero, rápido), en fechas recientes se ha convertido en un peleador de presión, apoyándose en su gran estatura y en su perfecta condición física para acechar constantemente a sus oponentes y quebrarlos a base de sostenidas ofensivas, algo que le ha valido para vencer antes del límite a Tony Harrison y a un Austin Trout que siempre había escuchado el veredicto de los jueces.

Así, situándose frente a frente uno de los púgiles con un boxeo más elusivo y astuto de la división y uno de los más peligrosos peleadores de la categoría, el enfrentamiento aparentemente se presta a ofrecer excelentes rounds de boxeo. Además, no se debe pasar por alto que se dice que el vencedor podría unificar coronas a continuación con el monarca WBC Jermell Charlo, estando Kell Brook y otros destacados aspirantes de la categoría aguardando su oportunidad, de modo que desde el punto de vista de las consecuencias el cruce entre Lara y Hurd no puede ser tampoco más interesante.

Habitualmente, como su boxeo es tan difícil de neutralizar por sus cualidades físicas y su adecuada elección de golpes, Lara parte como amplísimo favorito en las apuestas y sus adversarios a penas reciben opciones, pero no ha ocurrido así en esta pelea. Dependiendo de la casa de apuestas consultada la distancia entre ambos boxeadores es mínima, llegando incluso a las puertas del empate, por lo que muchas páginas, que contemplan combates con infinita menos trascendencia, ni siquiera dan la opción de apostar por este duelo de unificación.

El motivo de esta paridad en la posición de ambos es sencillo y se base en la pregunta de si Lara, que sólo ha boxeado con un púgil bien considerado (Vanes Martirosyan en un contendido duelo de revancha) en casi cuatro años y ha distanciando sus peleas una media de sietes meses, podrá aguantar durante doce asaltos el imparable empuje de un boxeador en plenitud como Hurd, con 1,85 m de altura y 1,94 m de envergadura y con 71% de triunfos antes del límite. Todo ello sin pasar por alto que algunos creen que Lara podría estar empezando a perder rendimiento y que tendrá problemas para mantener la pelea en el pausado ritmo con cruces de golpes aislados que tanto le beneficia.

Si no es que Hurd opta por un cambio de estrategia imprevisto, se espera que (como sucedió en el Hurd-Trout del pasado diciembre) Lara domine las acciones durante la primera mitad con su fluido desplazamiento y contragolpeando con precisión a su oponente, que verá errados muchos de sus puños a la vez que es alcanzado con extrema claridad.

Pese a ello, dado que Hurd posee un gran encaje, una tremenda resistencia física y una fortaleza realmente fuera de lo común en el peso superwélter (muchos dicen que posee la planta sobre el ring de un peso supermedio), la cuestión residirá en si Lara podrá prolongar su control en la segunda mitad del encuentro, cuando el paciente pero constante trabajo de desgaste del incansable Hurd empieza a hacer mella. Recordemos que en sus últimas siete peleas se ha impuesto antes del límite, en seis de ellas entre el sexto y el décimo asalto.

Asegurando que va a combinar puños para evitar dar facilidades defensivas a Lara, que esquiva con sencillez los golpes aislados, Hurd cree que siguiendo los pasos de Alfredo Angulo, que derribó dos veces al cubano, conseguirá la victoria, algo a lo que su contrincante replicó diciendo: “Terminé con la carrera de Angulo y si Jarrett Hurd piensa que puede actuar así voy a terminar con su carrera también”. Lejos de amedrentarse, Hurd se mantuvo firme en su seguridad en el triunfo: “Él ha visto todos los estilos, pero una cosa que no ha experimentado es lo que voy a ofrecerle. Es una situación diferente cuando entras al ring para pelear con Jarrett Hurd, ya veis cómo han terminado todos. Hablo con el corazón y digo lo que siento. No estoy aquí hablando por hablar. Por cómo ha ido mi campamento y por cómo veo la pelea, no hay forma de que Erislandy Lara salga victorioso”.

En la ceremonia de pesaje Lara fue ligeramente más pesado que Hurd, puesto que el campeón WBA paró la romana en 69,600 kg y el titular IBF lo hizo en 69,400 kg, no superándose en ninguno de los dos casos el límite del peso superwélter (69,9 kg).