Daniel Pi
@BastionBoxeo

Aunque los cuartos de final del torneo World Boxing Super Series ya dejaron buenos duelos y generaron grandes expectativas, las semifinales del proceso eliminatorio llevan simplemente a otro nivel la calidad de los enfrentamientos, la trascendencia y el interés de los mismos, algo que queda claro con el primer cruce de esta ronda: la unificación WBC-WBO del peso crucero entre los invictos monarcas Mairis Briedis (23-0, 18 KO) y Oleksandr Usyk (13-0, 11 KO), encuentro estelar de un evento que rebosará las 14.500 plazas del Arena Riga de la capital de Letonia.

Más allá de la importancia del acontecimiento en dicho país, cosa que queda clara con la implicación del presidente letón homenajeando a Briedis esta misma semana, la contienda será recibida con inabarcable interés en todo el mundo por los cuantiosísimos, y en expansión, fans del peso crucero o de la fenomenal generación que ahora milita en él. De todos modos, ni siquiera quienes menosprecian esta categoría, que no son pocos, en especial en Estados Unidos por su actual falta de boxeadores destacados en la división, no podrán evitar prestar atención a un choque entre monarcas con impoluto récord, buena técnica y gran potencia.

Una mención merece la actitud como campeones de ambos, pero en especial la del ucraniano Usyk, que se coronó en Polonia ante Glowacki, defendió su título dos veces en Estados Unidos (en una ocasión con un púgil local), realizó los cuartos de final en Alemania ante el icónico Huck y ahora combatirá en Letonia, siendo un monarca tan viajero y que asume tanto riesgo una verdadera excepción en la actualidad. En cualquier caso, poco se le puede reprochar tampoco a Briedis, que también peleó en Alemania contra Huck y que ha combatido durante su carrera en siete países distintos, incluida la pugna en desventaja de peso ante Manuel Charr en la inhóspita región rusa de Chechenia.

Dicho esto, el combate parece abierto e interesante desde el punto de vista del desarrollo táctico a pesar de la condición de claro favorito del zurdo Usyk. Y es que Briedis es un púgil muy astuto que hasta ahora siempre ha encontrado la manera, apoyándose en un detenido estudio de sus contrincantes en los entrenamientos y en su rapidez mental sobre el ring, de desdibujar a sus rivales, que se han podido ver frustrados por ágiles desplazamientos, precisos contragolpes, afilados jabs, oportunos clinches o arrolladoras arremetidas. Aun así, en frente tendrá a un artista del ring como el oro olímpico y oro mundial amateur Usyk que, separando las obvias diferencias combativas y los 30 kg de peso, tiene en común con Lomachenko, su compañero en el equipo nacional en época amateur, la capacidad para ofrecer respuestas totalmente dispares e inesperadas apoyándose en recursos tan efectivos como plásticos.

De este modo, tenemos delante un duelo entre dos púgiles que hasta ahora han mostrado muy pocas brechas, que ambicionan ser el indiscutido número 1 del peso crucero (en el caso de Usyk incluso ser campeón en el peso pesado), y que sólo están a dos peleas de poder lograrlo, debiendo dar por hecho que no habrá margen para la más mínima facilidad.

Teniendo en cuenta las palabras dichas sobre su adversario por Usyk, en las que dejó claro que es muy consciente del provecho que saca Briedis de los agarres, recurso que criticó, y valorando que el ucraniano es conocido por su gran movilidad, siendo apodado “The Cat” (El Gato), es de esperar que su estrategia se base, como tantas otra veces, en sus rápidos giros alrededor de su oponente y en sus medidas entradas y salidas, explotando su superior velocidad de manos para anotar tanto golpes aislados, por ejemplo, con su directo de izquierda, como sus características combinaciones con variación de altura intercaladas por efectivas esquivas.

Bajo este planteamiento, Briedis tendrá complicado desplegar su boxeo, debiendo centrar sus posibilidades en una efectividad altísima con el jab y con su derecha tanto en abierto croché como en recto. Aun así, se expondría a los perfectos contragolpes de Usyk, que en cada situación siempre cuenta con un as en la manga.

Con todo, confiando totalmente en su velocidad de reacción, a veces éste tiene descuidos defensivos que no se podrá permitir ante un Briedis que tiene una pegada más contundente que él, que desarbola más por volumen de puños e insistencia que por mera potencia. Además, Briedis es bastante dinámico también, ha mostrado que sabe cómo gestionar las acciones ante un boxeador zurdo y siempre podrá generar dudas si se anticipa a las ofensivas de su rival y lo contiene con osadas embestidas aisladas, por lo que el choque, si no entra en una tendencia de constantes agarres, tiene un enorme potencial para resultar sensacional, llevando a su vencedor a la final ante el ganador del Gassiev-Dorticós.

En la ceremonia de pesaje Briedis marcó 90,300 kg y Usyk 90,400 kg, ambos por debajo del límite de los 90,700 kg.