Daniel Pi
@BastionBoxeo

Tres semanas después del inicio de la competición en el torneo World Boxing Super Series, este sábado, en el Arena Riga de la capital de Letonia, se cerrará la primera rama de cuartos de final del proceso eliminatorio con el campeonato mundial WBC del peso crucero entre el monarca Mairis Briedis (22-0, 18 KO) y el retador Mike Pérez (22-2-1, 14 KO), combate que permitirá al titular WBO Oleksandr Usyk conocer quién será su rival en las semifinales y en una estupenda unificación de coronas.

Por otro lado, aunque ver combatir al futuro contendiente en un choque entre campeones es suficiente aliciente, el enfrentamiento entre Briedis y Pérez es aparentemente el mejor emparejado de los cuartos de final de las WBSS en cuanto a cualidades técnicas, potencia y estado de forma de ambos púgiles, pareciendo una garantía de entretenimiento y buen boxeo.

En cualquier caso, si este duelo merece un adjetivo es también el de enigmático, siendo esto así por el simple motivo de que el cubano Pérez afrontará su primera pelea de nivel desde que descendiese del peso pesado al peso crucero, habiendo disputado un combate en esta segunda categoría pero que sólo se prolongó unos segundos, no permitiendo extraer casi ninguna lectura de su rendimiento en la nueva división.

Pese a ello, habiendo dejado atrás sus problemas físicos y habiendo perdido nada menos que 20 kg desde su derrota en un round ante Povetkin, sucedida por dos años fuera de los rings, es evidente que Pérez ha superado uno de los principales obstáculos que le separaron de las grandes peleas y bolsas. El otro factor que mermó su rendimiento de forma aún más crucial fue de índole psicológica y éste también ha quedado resuelto presuntamente. Y es que tras el trágico desenlace de su combate ante Magomed Abdusalamov, Pérez entró en una espiral autodestructiva en la que padeció alcoholismo, llegando a confesar que subió al ring borracho en algunos de sus combates posteriores.

Pero ahora ha logrado dejar sus demonios apartados del ring y abandonar el alcohol definitivamente, habiendo conseguido, con un régimen de entrenamiento durísimo, un estado de forma que nunca antes había tenido como púgil profesional, en el que su grado de definición muscular sólo es un indicador de la drástica mejora global de sus cualidades físicas, especialmente en cuanto a velocidad, que resulta infinitamente más elevada.

Por ello, aunque la falta de ring, plasmada en la disputa de treinta segundos de combate en veintiocho meses, será un elemento determinante en su contra, más aún ante un Briedis que de media ha combatido en el mismo intervalo de tiempo cada tres meses, el factor sorpresa, su desbordante confianza en el cambio de signo de su trayectoria y de su vida, su enorme moral, combinada con una preparación idónea, y la formidable técnica que adquirió en su buen recorrido amateur hacen de Pérez un oponente realmente complicado en esta pugna.

De todos modos, el titular Briedis, tras destruir al peso pesado Manuel Charr, desarbolar al durísimo Olanrewaju Durodola y dominar a Marco Huck, será favorito por cierto margen, ya que realmente en todo su recorrido profesional ha mostrado muy pocas brechas. Constante, astuto, con buena gestión de la distancia y de los tiempos de ataque, variedad de recursos y una pegada nada desdeñable, el primer campeón mundial de la historia de Letonia es una boxeador realmente completo y sólido. Además, su versatilidad es otra cualidad que le ayuda a neutralizar tácticamente a sus adversarios, que se encuentran con un formidable peleador en corta y con un peligrosísimo contragolpeador en la distancia media y larga.

Así, Pérez parece tener ante sí un reto difícil de abordar estratégicamente, en el cual deberá apoyarse en mucho más que en su excelente directo de izquierda aislado y su potentísimo cruzado de derecha para poder lograr la victoria. Además, siendo conocida su tendencia a portar la guardia un tanto baja, deberá andarse con mucho cuidado con el contundente jab de Briedis, con el que puede controlar una pelea o castigar severamente a sus rivales. Dicho esto, Briedis tendrá que medirse a un púgil previsiblemente mucho más explosivo en sus ofensivas que cualquiera de sus oponentes anteriores, todos ellos bastante más rígidos, lentos y menos hábiles. Asimismo, el letón sólo se ha enfrentando a un único púgil zurdo en su trayectoria, por lo que será interesante ver su reacción ante el despliegue de Pérez.

Teniendo en cuenta sus ansias de volver a pelear, demostrar su progreso y alcanzar un punto de inflexión decisivo en sus aspiraciones, que es bastante agresivo y que partirá con la desventaja de ser visitante, es de suponer que Pérez tratará de tomar la iniciativa, elección que resultaría la más acertada ante un Briedis al que no se le puede dar margen para que adquiera confianza, dado que en ese caso intensifica sus acciones ofensivas de forma temible. Con todo, Briedis se maneja de forma estupenda al contragolpe, pudiendo anular a sus oponentes hasta la decisión de los jueces o aprovechar una mínima ocasión para sacar brutales combinaciones de golpes de poder en uppercut o gancho que rompan la contienda, de modo que Pérez deberá manejar su presión con suma cautela e inteligencia, resultando especialmente arriesgado exponerse en corta a los golpes de poder del imbatido campeón. Aun así, ambos boxeadores no rehuyen jamás los intercambios si se presenta cualquier ocasión y es más que posible que ambos recurran a ellos, por lo que quizás el enfrentamiento pueda tener notables oscilaciones tácticas que, sumadas a la incógnita sobre la contundencia y el ritmo de Pérez en el peso crucero, hagan el choque tan emocionante como interesante.

Respecto a la ceremonia del pesaje, tanto Briedis como Pérez superaron su paso por la báscula exitosamente, parándola el monarca en 90,100 kg y el aspirante en 89,500 kg, ambos por debajo del límite del peso crucero (90,700 kg).