Daniel Pi
@BastionBoxeo

Como cuanto más se acercaba Chayaphon Moonsri (49-0, 17 KO) (alias Wanheng Menayothin) a la famosa marca del 50-0 más atención recibía en Estados Unidos y en Occidente en general, donde las divisiones más ligeras son pasadas por alto en gran parte, el promotor tailandés Piyarat Vachirarattanawong, acostumbrado a que sus boxeadores no reciban la suficiente atención fuera de sus fronteras, no dudó en volcar todo su discurso y sus esfuerzos en promocionar el supuesto hito que su boxeador estaba logrando.

Dicha maniobra ha sido un verdadero éxito, puesto que, aunque sea sólo una excusa para que los partidarios y detractores de Floyd Mayweather puedan discutir sobre la valía de su legado, se ha hablado más del campeonato mundial WBC del peso mínimo Moonsri-Estrada, que se disputará el miércoles en un ring al aire libre en la ciudad de Nakhon Ratchasima (Tailandia), que de cualquier otro combate de la división en los últimos años, debido a que en este enfrentamiento el titular tailandés podría dejar su récord, al fin, en 50 victorias y 0 derrotas, igualando el del estadounidense.

Da igual que esta marca sólo sea grabada en los libros de historia del boxeo si se retira invicto y que muchos de sus triunfos han llegado ante boxeadores sumamente modestos. No importa que muchos otros púgiles antes lograsen mejores cifras provisionales, como el 87-0 de Julio César Chávez antes de su primer empate, o el 89-0-1 antes de su primera derrota. Ni siquiera que boxeadores con más de una decena de derrotas han hecho muchos más méritos que Moonsri. En la época actual, en la que quienes sufren un tropiezo son denostados hasta el infinito y los invictos son alabados en exceso, parece que establecer un supuesto récord de imbatibilidad merece más atención que sopesar el buen momento por el que está pasando la categoría de los 47,6 kg y los méritos que Moonsri ha logrado en su trayectoria, que no han sido pocos.

De hecho, el propio Moonsri relativiza la importancia de este récord: “Nunca pensé en romper récords. Sólo quería ganar cada pelea, como todos los atletas que no quieren perder”. En cualquier caso, no se puede abstraer de la importancia que el combate tendrá, especialmente para el boxeo tailandés, para el cual esto será un verdadero acontecimiento. Además, Moonsri, en caso de triunfo, recibirá un cinturón especial valorado en 500.000 bath, unos 13.000 euros, que es un gran premio contando las ganancias medias de un monarca del peso mínimo y el salario medio tailandés.

En cualquier caso, todas estas habladurías sobre récords podrían quedar sin sentido si el complicadísimo panameño Leroy Estrada (16-2, 6 KO) cumple su promesa: “Por lo que a mi respecta, no va a igualar el récord de nadie. Porque yo le respeto, pero voy a derrotarlo. He venido hasta aquí para eso”. Ciertamente, desde que se midió a Saúl Juárez, Moonsri no ha disputado un combate, sobre el papel, tan difícil, no pudiéndose pasar por alto que Estrada dominó el pasado mayo al mismo “Baby” Juárez en una eliminatoria para alzarse a este mundial como aspirante oficial.

Con 1,78 m de alcance por su 1,56 m de altura, Estrada inevitablemente generará problemas a distancia al monarca, de 1,58 de estatura y apodado cariñosamente por sus compatriotas “El Enano Gigante”. Además, la enorme envergadura del zurdo Estrada es acompañada por una gran velocidad de manos, agilidad de piernas y buenos recursos técnicos tanto al ataque como a la defensa, por lo que Moonsri puede dar por garantizado un combate muy complejo.

Pese a ello, Estrada ha sido derribado en seis de sus dieciocho combates, o sea en un tercio de sus duelos, y acepta con demasiada frecuencia intercambios de golpes innecesarios en los que no puede hacer valer su alcance, de modo que si Moonsri, que es muy superior en el boxeo en corta y mucho más resistente y fuerte, hace valer su habitual ritmo combativo, busca con insistencia sus astutas combinaciones con variación de altura y aprovecha las oportunidades para conectar su derecha recta a través de la vulnerable guardia del visitante, debería lograr los necesarios resultados para desdibujar al panameño, convencer a los jueces y pasar a apuntar al 51-0.