El WBC ha ordenado que Artur Beterbiev (16-0, 16 KO) exponga el título mundial del peso semipesado ante el estadounidense Marcus Browne (24-1, 16 KO). Ambos equipos tienen hasta el 17 de septiembre para alcanzar un acuerdo.
Beterbiev estaba a la espera de una unificación con Joe Smith, pero este finalmente se enfrentará a Umar Salamov, encabezando una velada de Top Rank en otoño. Nuevamente, los aficionados se ven forzados a esperar un combate entre combates.
Marcus Browne fue una de las promesas del boxeo estadounidense de mediados de la pasada década, derrotando al español Gabriel Campillo en su última pelea como profesional. Sin embargo, su carrera no ha llegado al punto esperado, consiguiendo su mejor victoria frente a Badou Jack en enero de 2019, para perder con el veterano Jean Pascal siete meses después. Desde entonces solo ha sumado una victoria, que no debería ser considerado mérito suficiente para ser nombrado aspirante a un cinturón mundial.
Está muy bien que los organismos, como en este caso, den prioridad a las unificaciones y luego ordenen peleas contra retadores oficiales. Sin embargo, es más cuestionable cómo Browne, que perdió su penúltima pelea cayendo tres veces ante Jean Pascal y ganó solamente después a un rival de tercer nivel, es el número uno de cualesquiera listas mundiales.