Hoy seguimos con la nueva sección de vídeos, dirigida por Alfonso Feal, en la que encontramos grandes peleas de todos los tiempos para que los aficionados puedan disfrutar todos los fines de semana en Espabox.

También los lectores pueden dejar sus comentarios abajo de esta página y compartir sus impresiones con los demás aficionados.

Hoy tenemos otro combate histórico, pero antes hay que leer la interesante previa, escrita esta vez por Carlos Utrilla:

Antonio “Toni” Ortiz, “El Martillo” (1944-2013), fue el clásico púgil con más corazón que técnica, más gallardía que cabeza y, como suele ser en estos casos, de los preferidos del público que seguía el boxeo nacional en aquellos años de lo que podemos denominar como la edad de oro del pugilismo español. Sin embargo, y a pesar de su figura un poco desgarbada, hay que decir que tampoco era tan limitado como algunos consideraban (Alfredo Relaño, por ejemplo, decía que su estilo se basaba en “golpear y parar los golpes con la cara”).

El boxeador nacido en Fuenteovejuna (Córdoba) no tenía miedo a rival alguno. Tras unos comienzos difíciles en el boxeo profesional, poco a poco fueron llegando las victorias y las grandes peleas. Lo mejor del panorama nacional, uno detrás de otro: Torcida, Carlos Sanjosé, Guinaldo, Domingo Barrera Corpas, González Dopico (el que le infligió la que posiblemente fuera su derrota más dolorosa, noqueándolo a los dos minutos del primer round en El Ferrol), Ángel Neches, Gómez Fouz, el grandioso Ángel Robinson García (5 veces) y muchos más.

Ortiz, que había debutado en 1965, se proclamó campeón de España del peso superligero tan sólo 15 meses y 12 peleas después, al ganar en un intenso combate celebrado en Madrid (noviembre 1966) a José Luis Torcida, rival con el que ya había perdido y que tuvo que abandonar en el 10º round, cuando tenía el ojo derecho cerrado y una lesión en una mano. De este primer entorchado nacional hizo un par de defensas antes de perderlo en su visita en Tenerife al inolvidable Juan Albornoz, “Sombrita”.

Después de esto, probó suerte en el wélter, donde también se coronó campeón al ganar en Salamanca al local Ángel Guinaldo, título que perdería con el mencionado González Dopico. De vuelta al superligero, el melariense recuperaba el cinturón ante Domingo Barrera Corpas. Tras una defensa, lo dejó vacante para emprender retos mayores.

Sobre 1971 comenzará la mejor etapa de Toni Ortiz como boxeador profesional. En noviembre viajaría hasta Argentina para pelear con una leyenda como Nicolino Locche, en un combate sin título en juego, pero en el que dio la cara en todo momento antes de perder por puntos. Menos de dos años después, en junio de 1973, el español se convertía en aspirante oficial al europeo del superligero, por lo que marchaba a Estambul para medirse al turco, residente en Alemania, Cemal Kamaci.

Ante 20.000 aficionados que animaban atronadoramente, Ortiz hizo uno de los mejores combates de su vida. Aunque creía que le llegaba un poco tarde esta oportunidad, se preparó como nunca, con Kid Tunero como entrenador y el mismísimo José Legrá ayudando en la esquina. El español sufrió en la primera parte de la pelea, especialmente en el 7º round, aunque a partir de ese momento se lanzó a por su rival, avasallándolo y llegando a mandarlo a la lona. Tan impresionante fue la recuperación, que acabó ganando a los puntos.

Seis meses después, el 16 de febrero de 1974, llegaba el gran momento: el mundial WBC frente al campeón italiano Bruno Arcari. Ortiz, en la que iba a ser su única chance mundialista, no mereció lo que ocurrió. El combate fue duro, eléctrico, igualado, con dos boxeadores entregados al intercambio… y con un árbitro inepto, el alemán Drupt. Dejó hacer al local y fue terriblemente puntilloso con el español, hasta que en el 8º lo descalificó.

Tras la decepción, Ortiz volvió a centrarse en el título europeo, que había conservado: en abril derrotó a Roger Zami y en julio se preparó para protagonizar un duelo con el aspirante oficial. Un joven español, campeón nacional, que venía pisando fuerte avalado por un boxeo de ataque: Perico Fernández. El combate se celebró el 26 de julio en el Campo del Gas y Ortiz era el favorito por su mayor experiencia y la gran imagen de sus últimos grandes duelos. La pelea fue de trepidante acción al principio, con el aspirante anotándose los rounds. Sin embargo, a partir del 5º fue cambiando y el campeón pasó a ser dominador.

La pelea decayó y parecía que Perico estaba cansado y sin ideas. Ortiz se dedicaba a manejar a su antojo la contienda con el jab y meter alguna combinación. Sin embargo, en el 12º una derecha espectacular del joven zaragozano mandó al veterano cordobés a la lona sin que pudiera levantarse. El cambio generacional se producía.

No acabó aquí la carrera de Toni, pero lo mejor ya había pasado. Tuvo todavía alguna buena noche como cuando volvió a ganar a Gómez Fouz o conquistó de nuevo el título wélter nacional, del que hizo dos defensas exitosas. Tras un amago de retiro volvió a los rings y todavía pudo protagonizar, en su último combate, una recordada y épica batalla (como pocas se vieron) junto a otra leyenda: “Dum-Dum” Pacheco. Además, saldada con victoria a los puntos. El 05 de noviembre de 2013, Toni Ortiz, “El Martillo”, nos dejaba.

El documento que hoy nos trae Fonso Feal, con montaje y realización propia, es una pieza de museo, un santo grial del boxeo español. Tenemos fragmentos buscados durante largo tiempo, cogidos de aquí y allá, solicitados o intercambiados; con horas y horas de dedicación y negociaciones, no sólo para disfrutar de las imágenes sino para rendir el merecido tributo a un grande del deporte de nuestro país.

Y, todavía más admirable: ha querido compartirlo, de manera altruista, con todos los habituales lectores de Espabox. Personalmente, no me queda más que agradecer a Alfonso y a Emilio Marquiegui, quien hace posible esta página, la oportunidad que ofrecen de disfrutar con este documento histórico.