Daniel Pi
@BastionBoxeo

Si se ha seguido algún tramo de la carrera del actualmente monarca mundial WBO del peso supergallo Emanuel Navarrete (27-1, 23 KO) no habrá sido difícil darse cuenta de que posee importantes cualidades para tener éxito. Sin duda, no se puede obviar tampoco que sus brechas, especialmente en cuestiones técnicas y tácticas, son grandes, pero un mexicano que tiene ritmo, contundente pegada, resistencia y valentía resulta un vendedor de entradas natural en el mercado estadounidense.

No obstante, la política del boxeo en su caso juega muy en contra, ya que Navarrete milita en una categoría en la que los demás monarcas están alineados con DAZN, mientras que él forma parte de ESPN. Esto significa simplemente que le quedan tres opciones: aceptar combatir, como José Carlos Ramírez, fuera del apoyo de su promotor, resignarse al aislamiento y afrontar las peleas que pueda ante aspirantes de más o menos nivel o ascender de división.

La cuestión no es sencilla, dado que será difícil que Bob Arum se acostumbre a dejar marchar a sus púgiles a las veladas de la competencia si no es correspondido de vez en cuando. Por otro lado, los retadores a los que puede tener que hacer frente suponen más riesgo que beneficio (como su retador obligatorio, el excampeón Marlon Tapales). Además, un posible ascenso de categoría podría conllevar que su vital ventaja física sobre sus oponentes quedase neutralizada con negativas consecuencias para sus resultados.

Sólo el tiempo dirá qué camino sigue su trayectoria, pero a Navarrete, hoy por hoy, no le queda otra que intentar mostrar el mejor de los rendimientos y esperar acontecimientos, pudiendo aprovechar la segunda defensa de su corona, que afrontará el próximo sábado, para intentar seguir dándose a conocer. Y es que, al cancelarse el duelo programado en principio como estelar (José Benavídez vs. Luis Collazo), la pelea de Navarrete ante el retador voluntario Francisco de Vaca (20-0, 6 KO) se convirtió en la principal de la cartelera organizada en el Banc of California Stadium de Los Ángeles (Estados Unidos), cosa que servirá para medir su capacidad de convocatoria.

Los matchmakers de Top Rank al elegir este adversario tenían un objetivo claro, que no era otro que hacer un duelo entre aguerridos mexicanos (De Vaca nació en México aunque tiene nacionalidad estadounidense) que atraiga a dicha demografía a una veraniega pelea de estadio al aire libre que puede resultar potencialmente entretenida. Sin embargo, De Vaca no se ha visto puesto a prueba más allá de sus combates ante fogueadas piedras de toque, de modo que, saltando directamente a un campeonato mundial cuando ni siquiera ha peleado más de una vez a diez asaltos y no resulta fácil de justificar su condición de top 15, se le considera una víctima propiciatoria.

La teoría dice que un boxeador imbatido y joven suele ofrecer una buena actuación en su primer combate mundialista, pero aunque cuesta negar que De Vaca, que tendrá la mejor de las actitudes, es sólido y tenaz, hay demasiado en su contra, sumándose a la falta de experiencia y de contundencia (30% de triunfos antes del límite por el 85% de Navarrete) una desventaja en alcance de 17 cm. Dicho aspecto parece crucial, puesto que tendrá que meterse dentro para llegar con sus puños, exponiéndose a los contundentes y heterodoxos golpes de poder de un Navarrete que es demasiado fuerte en los intercambios para la gran mayoría de los púgiles de la división.

ESPN y ESPN Deportes emitirán este cartel, que contará con el duelo del peso pluma entre el excampeón Jessie Magdaleno y el exretador mundial Rafael Rivera, a partir de las 4:00 h de la madrugada del sábado al domingo.