Redacción

Las novedades aparejadas al cambio de milenio llegaron a asustar a más de uno, pero otras tantas cosas permanecen inalterables. Con la publicación de la Guía ESPABOX 2000, se recordaba una de las ediciones más especiales, con la consecución de sendos títulos mundiales por parte de Javier Castillejo y José Antonio López Bueno.

En el editorial de Emilio Marquiegui de esta Guía ESPABOX 2000, que se encuentra en esta web y recogía los datos de 1999, se ponía en valor los éxitos de los púgiles españoles, y también se realizaba la siguiente llamada de atención:
«Los aficionados estamos hartos de ver los mismos combates en todas las veladas. Uno de los diez o doce púgiles de siempre, portugueses, rumanos, eslovacos, enfrentándose a los boxeadores españoles. Da lo mismo la calidad del español, o su categoría, siempre está dispuesto el eterno perdedor a subir o bajar de peso todo lo que haga falta. Si se observan los récords de los boxeadores, no llega ni a un 10% el porcentaje de combates disputados entre españoles. Y ahora que hay púgiles suficientes en todas las divisiones, ¿Cuánto vamos a esperar para ver combates de verdad?».

Dichas líneas bien podrían haber sido escritas en 2023, a la vista de una importante parte de los combates profesionales que se realizan en España. Los portugueses o eslovacos del 2000 son los nicaragüenses o venezolanos del 2023, aunque en estos 23 años ha mejorado algo el porcentaje, de un 10% de combates entre españoles en 1999 hemos pasado a un 19% en 2023.

La emoción para los aficionados se encuentra en la incertidumbre del resultado, y los partícipes del mundo del boxeo no deben olvidar que son quienes pasan por taquilla los que sostienen un deporte carente de ingresos externos. Las audiencias televisivas también respaldan esta máxima. En el Reino Unido es altísimo el porcentaje de combates que se disputan entre británicos, con la gran afición que existe.

En la actualidad, el móvil permite conocer el récord de cualquier boxeador del mundo, por lo que engañar con boxeadores de otras partes del globo ya no es tarea fácil.

Con una tendencia creciente de licencias de boxeadores profesionales en España, se hace aún más difícil justificar esta gestión deportiva. Si de algo han servido estas más de dos décadas es para ratificar que las carreras a la carta tienen un mal final, ya que antes o después aparecerá un rival sin temor que frenará las aspiraciones a los títulos más preciados.

Sirva como ejemplo las últimas peleas del andaluz Narciso Carmona en Estados Unidos, quien a pesar de haber encajado dos derrotas, ha acumulado una experiencia superior a realizar una decena de duelos con los conocidos como jornaleros. Sin ese miedo a perder su condición de imbatido, Carmona es hoy un boxeador más respetado por los aficionados.

Todavía se puede participar en el entretenido Concurso de la Guía ESPABOX 2000, con un fantástico premio.