Daniel Pi
@BastionBoxeo

A estas alturas de la temporada pero en otros años, la actividad de relevancia en el panorama internacional alcanzaba cotas altísimas, dejando varios campeonatos cada fin de semana. No obstante, en este 2020 no se produce tal solapamiento y los mundiales de marzo están bastante espaciados, anomalía que estaba presente en el calendario de este año incluso antes de que la oleada de cancelaciones de eventos deportivos tuviese lugar.

De ese modo, esta semana, al igual que en la anterior, sólo habrá un cinturón mundial masculino en juego, además el de un monarca que no entretiene demasiado a la mayoría de aficionados y que se mide a un púgil a su medida, siendo así difícil que el encuentro pueda generar una gran expectación.

El titular al que nos referimos es el habilidoso estadounidense Shakur Stevenson (13-0, 7 KO), monarca mundial WBO del peso pluma, y su aspirante el colombiano Miguel Marriaga (29-3, 25 KO), enfrentamiento que estilísticamente favorece de manera evidente al primero pero que de todas maneras será el estelar de un evento que se producirá en un insigne escenario: el Hulu Theater, una de las salas del Madison Square Garden de Nueva York (Estados Unidos), con capacidad para unas 5.600 personas.

Más allá de lo que se pueda considerar en lo personal de Stevenson, cuyo recorrido fuera del ring no ha sido ni mucho menos ejemplar, y se piense lo que se piense de su actitud muy conservadora en el cuadrilátero, el hecho es que es extremadamente difícil ya no vencerlo sino poder alcanzarlo de forma nítida y sostenida, contando de su lado con estadísticas sorprendentes en cuanto a eficacia defensiva y precisión. Así, enfrentándose a un boxeador como Marriaga que cada vez que ha tenido frente a sí a un boxeador de élite ha caído derrotado, resulta casi impensable que Stevenson termine perdiendo este combate, llegando algunos mucho más allá hasta señalar que el reto para el aspirante será capturar más de uno o dos asaltos.

Puede parecer que los que señalan esto están exagerando y que están subestimando a Marriaga, un boxeador duro, aguerrido, con pegada y bagaje que es uno de los dos mejores oponentes que el norteamericano ha tenido, pero lo cierto es que Stevenson hasta ahora a penas ha tenido que aplicarse para vencer y resulta improbable que la prueba de fuego definitiva a su reinado le vaya a llegar ante un púgil sin la suficiente velocidad de piernas, que avanza de forma bastante frontal y previsible y que no tiene el mejor de los boxeos en larga.

Seguramente, el fantástico jab disuasorio de Stevenson, sus buenos bloqueos, su agilidad, sus grandes reflejos y su capacidad de reacción centelleante le permitan mantener los espacios, controlar las acciones desde lejos, evitar los encierros y buscar oportunistas contragolpes que le darán asalto tras asalto, frustrarán a su adversario y volcarán las tarjetas a su favor.

De todos modos, Stevenson ha afirmado que quiere vencer a Marriaga de una forma más brillante que Lomachenko (el ucraniano derribó dos veces a Marriaga antes de forzarle a abandonar en el séptimo round), por lo que quizás por eso y por una voluntad de responder a las críticas que señalan que es un boxeador aburrido esta vez dé mayor frecuencia a sus acciones y busque causar mayores daños. Aun así, muchos se siguen mostrando escépticos con este posible planteamiento incisivo del monarca, considerando que terminará ofreciendo de nuevo una actuación dominadora pero monótona y con riesgos limitados que le reportará halagos entre los analistas estadounidenses y reproches entre los aficionados.

El Stevenson-Marriaga se emitirá en España a través de un PPV de Fite (13 €) o con una suscripción a Top Rank Tv (4 € al mes) desde las 3:00 de la madrugada del sábado al domingo en hora española.

La victoria de Stevenson se paga a 1,04 € por euro apostado, mientras que la de Marriaga a 10,00 €, y el empate o combate nulo a 26 €.
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