Javier Royo
@JavRoyo

Cuando el tres veces campeón amateur de boxeo en España Abner Lloveras no pudo clasificarse para Juegos Olímpicos de Londres celebrados en 2012 el objetivo primordial que entonces se había prefijado se esfumó. Para un luchador crearse metas tangibles es la mejor manera de ir quemando etapas y así transitar por un camino de mejoramiento indefinido, una necesidad incuestionable si pretendes vivir de una profesión tan exigente y competitiva como la suya. Caerse para inmediatamente levantarse es la premisa. Este luchador con un récord fabuloso en el boxeo amateur de treinta combates y sólo una derrota, y que ha practicado varias disciplinas de combate, fue campeón amateur nacional de kick boxing en 2004, actualmente está inmerso en la consecución de otro reto si cabe más titánico, teniendo en cuenta la falta de medios que existe en este país para profesionalizarte en este deporte de contacto. Entrar en la NBA de las artes marciales mixtas: la promotora UFC (Ultimate Fighting Championship).

Con el seudónimo de ‘Skullman’ (el Hombre Calavera) este barcelonés de treinta y tres años fue seleccionado hace unos meses para acceder a un campeonato (TUF, The Ultimate Fighter) que organiza la promotora bajo un formato de reality televisivo, cuyo campeón consigue un contrato mínimo de tres combates en la UFC. No está de más afirmar que su elección no se la ha regalado nadie, como nada en su vida. Trotamundos en busca de un mejor futuro profesional, ha sido campeón de la promotora alemana de artes marciales mixtas Respect en la categoría del peso ligero en 2015 y disputó el cinturón del peso wélter en la más prestigiosa M1 Global rusa en 2010. Además de ser campeón de boxeo olímpico en Emiratos Árabes en 2014, aprovechando su contratación para impartir lecciones de pugilismo al sobrino del jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, el primer ministro de los Emiratos Árabes y monarca de Dubai. Hasta la fecha ha logrado sortear los dos primeros escalones del torneo posicionado actualmente en cuartos de final. Ya sólo le quedan dos peldaños para debutar en un evento de UFC que se celebrará en Las Vegas el 11 de diciembre, porque la final de éste TUF tiene el escenario con el que sueña cualquier luchador, y si vence hacer cima.

Una meta que acarició la madrugada del sábado otro compatriota suyo, el sevillano Enrique Marín, alias Wasabi. En el TUF Latinoamérica II, Marín disputó la final en la ciudad mexicana de Monterrey perdiendo contra el nativo Erick Montaño en una pelea donde partía a priori como favorito, según revelaban las apuestas de Las Vegas. Un combate en el que el sevillano dirigió el tempo de la lucha pero donde quizás se echó en falta algo más de pundonor y que asumiera más riesgos para intentar amarrar la victoria sin despertar ninguna discusión. Pero perdió en decisión dividida de los jueces. Aún así, Wasabi se ha convertido en el primer español en debutar en una velada de la UFC desde que allá por 1994 Alberto Cerro León participara en el UFC 2 con una derrota en su única actuación. Pero era otra época. En aquel tiempo la promotora no la había comprado todavía Zuffa, la productora que puso este deporte en cuotas de resonancia mundial, su reglamentación estaba poco definida y eran eventos donde buscaban revelar la borrosa pregunta de cuál era el arte marcial más eficaz en combate.