El pasado sábado en la localidad mexicana de Naucalpan se produjo un desenlace poco habitual en el mundo del pugilismo. El combate en el peso superwélter que enfrentaba al mexicano Shailock Goyri, boxeador popular en el país azteca por su carrera musical, y su compatriota Víctor Andrade Velázquez estaba programado a seis asaltos y concluyó en el quinto con una doble descalificación, al considerar el árbitro que no se estaban empleando a fondo. La decisión del árbitro fue respaldada por la mesa federativa, y parte de los presentes gritaron «queremos pelea». No se trataba de una pelea menor, pues fue retransmitida en directo en México, donde confían en que Goyri pueda escalar en su camino a los títulos.

Para el criterio del árbitro, los golpes carecían de la intensidad esperada en una pelea en el peso superwélter, pero, por su parte, los equipos alegaron que no habían estado inactivos durante la pelea. En México, donde los aficionados están acostumbrados a intercambios constantes, la falta de agresividad de ambos boxeadores generó un runrún entre los presentes. La mesa federativa, tras revisar la situación, validó este inusual final.

En décadas pasadas, situaciones similares podían llevar a la retención de las bolsas de los boxeadores como sanción por la falta de esfuerzo, una práctica que hoy está en desuso pero que sigue siendo recordada por los más veteranos.