Daniel Pi
@BastionBoxeo

Es difícil de entender cómo el mexicano Emanuel Navarrete (27-, 23 KO) puede dar el peso supergallo y cómo es que al ghanés Isaac Dogboe (20-2, 14 KO), mucho más pequeño, le cuesta tanto dar esta misma categoría, pero el caso es que la diferencia en tamaño y fortaleza entre ambos es tal que en la revancha disputada la pasada madrugada en el Convention Center de Tucson (Estados Unidos) el primero, campeón mundial WBO del peso supergallo, volvió a derrotar a su contrincante. Esta vez de forma mucho más clara, ya que dominó, se anotó dos knockdowns y logró el triunfo antes del límite en el último round.

Como señaló que haría, al comienzo Navarrete no salió dispuesto a arroyar, sino que fue Dogboe quien atacó con agresividad. Con todo, esta ofensiva tuvo nefastas consecuencias ya que “El Vaquero” contragolpeó con fortísimos uppercuts y directos que obligaron al aspirante a reconsiderar su presión. Entonces, a diferencia de sus absurdos retrocesos de la anterior pugna entre ambos, Navarrete no le dio tanto terreno a Dogboe para que se recuperase y pasó a tomar la iniciativa y a castigar de forma sostenida.

De ese modo, Dogboe fue sobrepasado por la frecuencia y contundencia de su alto adversario, siendo alcanzado con nitidez constantemente antes de sufrir una cuenta por primera vez en la pugna en el sexto asalto, cuando cayó sobre las cuerdas. Con ello, y aunque el africano realizó aquí y allá breves ataques con no poco tesón, la pelea perdió definitivamente su interés al volcarse completamente del lado de Navarrete, que con su hostigamiento dejó muy tocado a su adversario en el noveno round, obligándole a correr para aguantar en pie.

Se debe hacer mención de la valentía y de la resistencia de Dogboe, que es incomprensible cómo pudo soportar tantos golpes de poder y todavía tener energías para tratar de contraatacar, si bien Navarrete supo dar pasos atrás para evitar las manos enemigas y redobló sus esfuerzos cuando su posesión de la iniciativa era amenazada, por lo que mantuvo el control hasta que una derecha y dos hooks tiraron a su oponente en el duodécimo round, volando poco después la toalla desde la esquina del excampeón.

Con 24 años, pegada demoledora, grandes dimensiones para la división y un boxeo crecientemente desarrollado, Navarrete es una amenaza para cualquier boxeador del peso supergallo, aunque quizás por ello pueda ser complicado lograr poner sobre un ring contra él a los máximos exponentes de la categoría, más aún no representando una ganancia potencial decisiva. Sea como sea, cualquier ventana abierta hacia grandes peleas será bien acogida por Navarrete que, sin nombrar a nadie, tras el enfrentamiento dejó claro que está abierto a cualquier reto, si bien deberá esperar a que se cure la lesión padecida en su mano derecha durante el choque.