Daniel Pi
@BastionBoxeo

Hace casi exactamente un año, el ucraniano Artem Dalakian (18-0, 13 KO), campeón mundial WBA del peso mosca, tuvo que hacer frente a su primera defensa obligatoria, que le llegó ante un Sirichai Thaiyen que no se podía entender cómo había alcanzado la posición de aspirante obligatorio teniendo en cuenta el bajo nivel de oposición con el que había lidiado recientemente. Así, no sorprendió a nadie que Dalakian lo tumbase tres veces antes de anotarse un contundente KOT en el octavo asalto.

Con todo, encajando bien en este caso la frase “otros vendrán que bueno me harán”, Thaiyen parece un boxeador merecedor del asalto mundialista comparativamente con el segundo retador obligatorio WBA al que tendrá que medirse Dalakian este sábado en el Centro de Congresos y Exhibiciones “Parkovy” de Kiev (Ucrania).

Y es que, aunque Thaiyen tenía algunos enfrentamientos meritorios a sus espaldas tiempo atrás, no se puede decir lo mismo del también tailandés Sarawut Thawornkham (20-1, 15 KO), quien peleará por un mundial a pesar de que nunca se ha enfrentado a un boxeador ni siquiera de nivel medio-alto. De hecho, si se analiza con cierta profundidad, el asunto es incluso peor, ya que el récord combinado de todos sus contrincantes hasta la fecha es de 105-108, sin poderse pasar por alto que de sus veinte rivales ocho fueron debutantes y trece tenían menos de cuatro peleas al enfrentarse a él.

La cuestión se hace aún más desoladora si se tiene en cuenta que, en el muy mal configurado ranking WBA, Thawornkham es uno de los peores boxeadores de los 15 clasificados, habiendo pasado por delante en esta oportunidad mundialista de púgiles con muchos más méritos o cualidades como el excampeón Cristofer Rosales, Alexandru Marin, Giemel Magramo o incluso Mohammed Obbadi.

Por todo lo expuesto, realmente parece o que la promotora de Dalakian ha “convencido” a la WBA para que le ofreciese a su púgil a uno de los boxeadores más sencillos posibles o que los manejadores del tailandés han “convencido” al citado organismo para que le diesen a su púgil la oportunidad titular. En cualquier caso, a nadie le puede entrar en la cabeza por justificaciones razonables y lícitas que vayamos a ver este sábado un mundial tan pésimamente seleccionado por la WBA.

Dicho esto, realmente Dalakian desde que derrotó a Brian Viloria en Estados Unidos no ha tenido frente a sí un reto a su altura ni mínimamente, habiendo realizado además de la citada defensa obligatoria ante Thaiyen una puesta en juego voluntaria ante un Gregorio Lebrón que entraba al mundial también sin casi ninguna posibilidad de victoria.

Por ello, es inevitable preguntarse si Dalakian no terminará por ver su rendimiento decrecer al estancarse ante una oposición que no le exige. Es más, la sobreeprotección a la que se está viendo sometido su reinado no deja de ser, paradójicamente, un cierto peligro, puesto que Dalakian terminará por relajarse y tomarse a la ligera las pugnas, algo que un Thawornkham con cierta pegada y que no tiene absolutamente nada que perder podría explotar a su favor.

Con todo, y aunque el aspirante es zurdo, espigado para la división y técnicamente tiene algún recurso defensivo eficaz, Dalakian es un extraordinario púgil con sus fugaces entradas y salidas, sus certeros puños aislados desde la distancia larga, sus giros y diagonales y su ágil juego de piernas, por lo que quizás lo único que pueda contentarnos de la pelea sea apreciar una vez más las cualidades técnicas y la heterodoxia de su boxeo, con sus manos bajas y sus extrañas trayectorias de golpeo.