Daniel Santana
@OscarSantana10

Hoy recordamos un combate de boxeo donde no solo se enfrentaban dos hombres, se enfrentaban dos países.
La rivalidad en el boxeo entre México y Puerto Rico siempre ha existido, pero en esta ocasión se enfrentaban dos de sus mayores exponentes: Julio César Chávez, que se presentaba imbatido con un palmarés de 81 combates ganados con 70 de sus rivales vencidos antes del límite y que en ese momento ostentaba el cinturón mundial del peso superligero versión WBC y que además había sido con anterioridad campeón mundial en los pesos superpluma y ligero.

Casualmente la misma cantidad de títulos y en el mismo peso que su rival, el estrambótico y discreto como una ambulancia, como diría nuestro Jaime Ugarte, Héctor «Macho» Camacho, que se presentaba con 41 combates disputados con tan solo una derrota ante Greg Haugen y con 18 KO.

Ambos púgiles contaban con 30 años de edad, estaban en su momento álgido, los dos habían debutado en el boxeo rentado 12 años atrás, para ser exactos Camacho cumplía los 12 años el mismo día del combate.

El combate por sí solo tenía gran atractivo, pero se podría decir que el mayor responsable de que el combate tuviera tanto éxito en la venta de entradas, ya que las 19.000 localidades disponibles se vendieron en pocas horas, como en el Pago Por Ver (PPV) fue el boricua Camacho debido a su incontinencia verbal, sus constantes provocaciones y su destreza para calentar los combates.

Cada vez que tenía ocasión provocaba a Chávez, pero nunca sobrepasó la línea de lo personal, otros como Greg Haugen o su compatriota Edwin «Chapo» Rosario sí lo hicieron y les costó un severo correctivo encima del ring.

La fecha acordada fue el 12 de septiembre de 1992, tal día como hoy hace 26 años, el Thomas & Mark Center en Las Vegas fue el recinto escogido.
Tras la exhibición de baile por parte de Camacho, himnos y presentaciones, dio comienzo el combate. Por las características de ambos boxeadores no se preveía un choque frontal, así fue, el puertorriqueño con sus veloces jab y su rapidez de piernas procuraba no presentar un blanco fijo, y como no podía ser de otra manera Chávez lo persiguió durante los tres minutos del asalto.

El cuarto fue un buen asalto para Camacho que conectó buenas combinaciones pero los golpes de Chávez a las zonas blandas fueron minando paulatinamente su resistencia y rapidez teniendo que recurrir a los agarres para poder controlar el ímpetu del «César».

Fueron pasando los asaltos y el de Bayamón ya tenía el rostro tumefacto y ambos ojos dañados pero sin ninguna intención de abandonar.
Último asalto, el «Macho» estuvo a punto de caer pero logró agarrarse a una cuerda y terminar en pie. Se fundieron en un abrazo y se despejaron las dudas de quien era el mejor boxeador del planeta de todos los pesos: Julio César Chávez González.
Los jueces fallaron en forma unánime a favor del mexicano, 117-111, 119-110, 120-107.

El último combate de Camacho fue en el año 2010, un par de años después murió por las heridas sufridas cuando le dispararon en Bayamón, Puerto Rico, a la edad de 50 años.