Antonio Salgado

Estimado director; amigo Marquiegui, reitero mi felicitación por esa oportunísima iniciativa que te sigue dignificando y enalteciendo a esa inagotable ventana pugilística que tutelas desde hace varios lustros que todos conocemos por Espabox, todo un buque insignia que nos mantienen puntualmente informados sobre este deporte milenario que responde por boxeo, cuyo primer cronista, ya lo sabes, fue el ínclito Homero.

Felicitación, en efecto, y en primer lugar, por la gestación y creación de ese galardón “Trofeo Espabox-Ignacio Ara”, destinado a los púgiles que fueron nombrados por la “Guía Espabox” como los mejores de cada año. Felicitación, insisto, ya que tal iniciativa ha motivado la preparación de un museo en Sigües, cuna de Ignacio Ara (1909-1977), un trotamundos boxístico de altísimo nivel. Sigües, de apenas un centenar de habitantes, ya tiene un monolito dedicado a Ara, y es un municipio español del partido judicial de Ejea de los Caballeros, provincia de Zaragoza.

Felicitación en definitiva, estimado Emilio, porque si ha existido un boxeador que haya dejado el pabellón español más alto, aquí y allá, ha sido precisamente Ignacio Ara, compendio del púgil perfecto por la sapiencia de sus gestos técnicos, demostrado en los cuadriláteros más exigentes; por su elegancia combativa; su inteligencia y esgrima, como se puede comprobar en esa excelente biografía publicada en este mismo blog de Espabox, donde con justicia y a través de sus 200 combates se le considera como “El catedrático del ring”, como así lo bautizaron los críticos más avezados y competentes de su extensa y fructífera época.

Sólo nos resta añadir nuestro reconocimiento a las autoridades municipales de Sigües, cuya sensibilidad y recuerdo con tan preciado deportista nos ha hecho recordar que aquí en Canarias, también nuestras autoridades han sido sensibles y receptivas con nuestros púgiles más queridos y representativos, como, de forma pormenorizada, explicaremos en otra ocasión.