Daniel Pi
@BastionBoxeo

El duelo que debería haber sido el primer mundial absoluto masculino del año acabó siendo una pelea sin título en juego muy deslucida, con incesantes entradas en clinch y concluida con un veredicto muy controvertido, tanto que muchos lo han tildado ya como el primer robo de 2018. Aunque Robert Easter (21-0, 14 KO) partía como sólido favorito, agrandándose la distancia en las apuestas tras el fallo en la báscula del visitante, Javier Fortuna (33-2-1, 23 KO) pareció hacer más que suficiente, a pesar de sus constantes marrullerías, para lograr la victoria a los puntos. Con todo los jueces otorgaron cartulinas de 114-113, 113-114 y 115-112 para dar el triunfo por decisión dividida al estadounidense.

El campeón realizó con esta quizás la peor actuación de toda su carrera, manteniendo una efectividad bajísima con sus golpes rectos, principalmente por un pésima apreciación de la distancia. Y es que, aunque cuenta con 1,93 m de alcance, en ocasiones fallaba sus puños por un margen enorme. Además, Fortuna supo desdibujar a su adversario con una mezcla de habilidad e irregularidades, intercalando sensacionales desplazamientos, valientes arremetidas y precisas ofensivas con un agarre tras otro, que deberían haberle supuesto el descuento de algún punto más, puesto que en el segundo round ya se le quitó uno por pegar a Easter en la nuca.

Igualmente, aunque la permisividad del árbitro es enteramente reprochable y ésta condicionó el desarrollo de la pugna, Easter no supo imponerse en la distancia larga, viéndose sobrepasado por las fugaces entradas, como no, sucedidas por clinch, del dominicano, que también hizo valer su superior velocidad de manos para llevarse la mejor parte en los intercambios. En diversos momentos Easter realizó ajustes, unas veces insistiendo en su avance tras directos y otras buscando el torso de su contrincante, pero cada vez se perdió en la movilidad, la astucia al contragolpe y la capacidad para embarrar del “Abejón”. De nada sirvió un breve bajón de rendimiento de Fortuna en la segunda mitad, dado que en líneas generales fue el visitante quien dominó el choque, llegando a poner en serios apuros al monarca tras una contra con un zurdazo en el séptimo round.

Por todo ello, cuando, después de un intenso último asalto en el que Fortuna volvió a estar más acertado en los intercambios, se anunció el resultado, el público abucheó sonoramente, protesta que continuó mientras Easter realizaba la entrevista. “El público sabe que es lo que pasó. Ellos saben que gané esta pelea”, dijo Fortuna, que reclamó una revancha a su oponente a la vez que justificó su falló en la báscula por el escaso tiempo que tuvo para entrenar. En cualquier caso, Easter, que sólo se reprochó a sí mismo no haber logrado un nocaut y culpó a su contrincante por “correr y agarrarse durante toda la pelea”, pareció hacer caso omiso a la petición de Fortuna, citando de nuevo a Mikey García y Jorge Linares como sus objetivos. Sí la brillantez mostrada en esta pelea fuese el requisito para que se materializase una unificación, Easter podría dar por perdida esa posibilidad, teniendo que centrarse en una defensa obligatoria a mediados de temporada, aunque hoy en día muchos campeones eligen a sus adversarios más por las debilidades que muestran que por sus virtudes, por lo que el deseo del campeón IBF del peso ligero no puede ser todavía totalmente descartado.