Darío Pérez
@Ringsider2020

Triller organizó la pasada madrugada una velada en el Seminole Hard Rock Hotel and Casino de Hollywood, en el estado de Florida (Estados Unidos), con una serie de combates de diversa índole y que terminaron de una manera dolorosa para el aficionado al boxeo de cierta edad o conocimiento.

Evander Holyfield, de casi 58 años y sustituto en la velada de Óscar de la Hoya, confirmó lo que muchos nos temíamos, sobre todo viendo sus vídeos previos de entrenamiento a una velocidad de caracol: al boxeo no se juega; y es una auténtica aberración que se otorguen licencias e incluso se sancionen como oficiales combates como el de ayer. Una antigua estrella UFC, Vitor Belfort, acabó con Holyfield en el primer golpe que le tiró, derribándole al suelo y, tras ponerse en pie «The Real Deal», finalizar la pelea tras un aluvión de golpes sin respuesta. Que hagan combates de ligeras exhibiciones con casco a lo sumo, que den una masterclass, que enseñen a los jóvenes día a día en gimnasios o que comenten peleas en televisión, que promuevan combates o que saquen líneas de parrillas, pero nos gustaría que las leyendas de la historia del pugilismo no estropeen la imagen que tenemos de ellos en un ring ni arriesguen su salud en una época de su vida en la que deberían, simplemente, disfrutar de su legado.

Se midieron, igualmente, otras dos leyendas de artes marciales mixtas, ambas de 46 años, como son el brasileño Anderson Silva y el estadounidense Tito Ortiz. También duró la contienda menos de un asalto, mostrando Silva una capacidad pugilística notable para estos niveles, como demostró hace meses ante Chávez Jr. Una contra al lateral del rostro de Ortiz acabó fulminantemente con las acciones, asimismo en la primera mano que recibía de la araña carioca en un duro nocaut que tuvo al norteamericano en el suelo unos segundos inmóvil, tras lo que se recuperó.

En la pelea entre púgiles profesionales, pelearon en una eliminatoria final WBA superpluma el californiano Andy Vences (23-3-1, 12 KO) y el irlandés Jono Carroll (20-2-1, 5 KO). La pelea fue bastante igualada, con mejores fundamentos de Carroll y un ligeramente más lesivo Vences, pero sin llegar nunca a impactar nítidamente en la anatomía del europeo. Al final, decisión mayoritaria para Jono Carroll y rol de aspirante oficial al mundial, con cartulinas de 95-95, 97-93 y 97-93.

Por último, el no va más. David Haye volvía al boxeo tras tres años apartado contra Joe Fournier, empresario buen amigo del británico que, de vez en cuando, realiza incursiones en el boxeo. Invicto, Fournier peleaba por primera vez ante alguien mínimamente competente, aunque fuera retirado, y por eso perdió rotundamente contra el Hayemaker, pese a aguantarle hasta la última campana.

Esperemos no ver en el futuro demasiadas galas con este tipo de enfrentamientos, que, lejos de arrastrar a nuevos aficionados o recuperar a nostálgicos, avergüenzan a los que sentimos el noble arte como algo serio, formativo y enriquecedor.