Daniel Pi
@BastionBoxeo

Entre expertos y aficionados en Estados Unidos han circulado continuamente durante los últimos años los nombres de varios boxeadores de los que se sospecha que se están dopando, tres de los cuales en este 2018 han visto ese círculo estrecharse sobre ellos.

Como no, el más conocido es Saúl “Canelo” Álvarez, que con sus dos positivos el pasado febrero hizo estallar a muchos con la afirmación, “¡por fin lo han cazado!”, si bien la sanción ridículamente laxa que siguió al descubrimiento (seis meses cumplidos de manera retroactiva que no significaron absolutamente nada en la práctica) le permitió salir indemne en lo deportivo y en lo económico, aunque su prestigio perdido nunca se recuperará.

Dejando de lado este pésimo precedente, hace sólo unas semanas se conoció que otros dos púgiles que centran muchas acusaciones habían incumplido las normas antidopaje, en su caso no presentándose a un test. Estos son los hermanos Jermell y Jermall Charlo que, alegando que habían salido de su ciudad por un compromiso promocional, no acudieron al programado control antidopaje que se les debería haber realizado, grave falta que en algunos deportes conlleva una suspensión inmediata y un severo castigo pero que para el WBC significó sólo una multa (no ha hecho pública la cantidad, pero se cree que es pequeña) y una palmada en la espalda acompañada de continuas justificaciones del fallo de los gemelos.

Con todo, las excusas no han sido aceptadas por nadie, destacando que entrenadores muy prestigiosos como Robert García o Andre Rozier hayan manifestado su opinión de forma rotunda respecto al “descuido” de los hermanos Charlo, afirmando el segundo:

“Es inaceptable y literalmente es una estupidez. Es ridículo. Su comportamiento se ha correspondido con el uso de esteroides, que te hacen más agresivo. Si estos dos tíos no son agresivos no se quién lo es. Que no se hiciesen los tests y dijesen que estaban en un tour y se los perdieron es ridículo. Por supuesto que deberían ser sancionados, deberían ser sacados de los rankings por ello. Si existen las suficientes pruebas, un jurado te considerará culpable. Hay suficientes pruebas para decir que estos chavales están haciendo algo que no deberían estar haciendo”.

Realmente, teniendo en cuenta que los deportistas deben notificar cuál va a ser su ubicación, y que deben actualizarla cada vez que realizan un viaje, para que se les puedan realizar las pruebas, la excusa de los hermanos Charlo es muy pobre, siendo de sobra conocido que los tramposos efectúan desplazamientos, notificados o no, cuando están metabolizando las sustancias ilegales. Pero que se hayan saltado estos test no es el único elemento que les ha hecho sospechosos sino el punto culminante de las suspicacias.

Y es que durante los últimos años, como apunta Rozier, los hermanos Charlo han mostrado un comportamiento sumamente agresivo, incluso desbocado, en numerosas ocasiones, que ha ido desde una conducta preocupantemente hostil y totalmente injustificada con un mero entrevistador hasta una pelea en el ringside de un combate, teniendo muchos la sensación de que su recurrente pésima actitud iba más allá de la falta de educación o de la vehemente autorreivindicación y que estaban padeciendo los efectos secundarios del uso de esteroides y su consecuente aumento de la agresividad.

Además, el peso superwélter Jermell Charlo (su hermano también pero en menor grado) ha experimentado, sin ascender de división, un considerable cambio físico, pasando de ser un boxeador delgado y nada impresionante a convertirse en un púgil mucho más fuerte, musculado y definido (con aumento de músculos tan complicados de expandir como los del cuello o la cara), todo ello dando igualmente el peso sin problemas, manteniendo su resistencia y sin haber descuidado el aspecto técnico.

Por si todo lo anterior fuera poco, y aunque todos hemos escuchado esa frase de que la pegada es una cualidad innata y muy difícil de trabajar, Jermell, que tenía problemas para sentenciar sus combates y que no contaba con muchos nocauts, se ha convertido casi de la noche a la mañana en un pegador de una sola mano que rompe los duelos con una brutalidad y una explosividad increíbles, siendo su aumentada potencia de golpeo el factor que está manteniendo en pie su ascenso al estrellato y el que más dudas ha hecho brotar sobre su limpieza.

Dando la sensación muchas veces de que los organismos, la industria y los medios estadounidenses no quieren darle importancia a la cuestión del dopaje en el boxeo, que tratan de soterrar a pesar de que, por ejemplo, todos los entrenadores destacados dicen saber de un buen puñado de boxeadores ajenos a su gimnasio que se están dopando, el campeón mundial WBC del peso superwélter Jermell Charlo (31-0, 15 KO)(en la foto) no sólo no verá frenado su avance por haberse saltado un test sino que si vence su duelo del próximo sábado en el Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos) ante Tony Harrison (27-2, 21 KO), y se hace con otra victoria más en primavera, en verano disputará una triple unificación de coronas ante Jarrett Hurd.

Iniciándose con el mundial Charlo-Harrison el renovado acuerdo de PBC con la cadena FOX, se cree que el monarca tendrá una gran exposición ante el público casual norteamericano en sus próximas peleas, lo que quiere aprovechar para dar un gran espectáculo ante un aspirante que, aunque pretende romper los planes de la unificación de su adversario ante Hurd, partirá muy por detrás en las apuestas.

Por dos veces Harrison ha peleado en choques trascendentales (Willie Nelson y Jarrett Hurd) y en los dos terminó cayendo derrotado en el noveno asalto debido a unos graves bajones físicos en la segunda mitad de las pugnas y a un encaje no demasiado bueno. Así, aunque su boxeo puede llegar a resultar muy hábil y versátil, se considera que Harrison usará su velocidad y su variedad de recursos para responder al avance de su oponente pero que terminará siendo una nueva víctima de los derechazos de un Charlo que ataca con enorme confianza y firmeza y que se ha anotado knockdowns en sus últimas cinco peleas (cuatro de ellas vencidas antes del límite).

Cambio de rival por dopaje
En el mismo evento el excampeón del peso superwélter y ahora peso medio Jermall Charlo (27-0, 21 KO) iba a pelear contra el doble retador mundial Willie Monroe Jr. (ha sido oponente de Golovkin y Saunders), pero éste ha dado positivo por un estimulante de la testosterona asociado a los esteroides. Por ello, Charlo se medirá finalmente a un rival de sustitución como el exretador mundial de formidable carrera amateur Matt Korobov (28-1, 14 KO), que ha tenido recientemente una trayectoria mucho más ajetreada en las redes sociales que en los cuadriláteros, acusando a los boxeadores relevantes del peso medio y supermedio, a veces de muy malas formas, de estar evitándolo, pero no habiendo peleando más que cuatro veces en los últimos cuatro años.

De ese modo, y teniendo que ajustarse del peso supermedio al peso medio en menos de una semana (iba a pelear en un rodaje del respaldo del cartel en los 76,2 kg), Korobov entrará al ring sin que se le den demasiadas opciones, si bien presenta, por su bagaje amateur y sus recursos, un reto mucho más interesante que Monroe para un Charlo que quiere medirse a Canelo, a Golovkin o a Jacobs en 2019.

La velada, que contará también con el choque de peso pesado entre Dominic Breazeale y Carlos Negrón, será emitida en Estados Unidos por FOX y FOX Deportes a partir de las 2:00 de la madrugada del sábado al domingo.