Manuel Valero
@Manu_Valero

El estadounidense Deontay Wilder (40-0, 39 KO) dio un golpe en la mesa en el Barclays Center de Brooklyn (Estados Unidos), derrotando por nocaut técnico en el décimo asalto al cubano Luis Ortiz (28-1, 24 KO). El respeto entre ambos en los cuatro primeros asaltos se terminó en el quinto round, cuando Wilder alcanzó al caribeño por primera vez con su potente mano derecha, enviándolo a la lona. «King Kong» dio la vuelta a la pelea en el séptimo, teniendo muy sentido a Wilder, que logró mantenerse en pie. La edad jugó en contra de Ortiz, que acusó el esfuerzo realizado, lanzándose a por la victoria con un desordenado ataque hacia el estadounidense, que aprovechó derribando en dos ocasiones en el décimo asalto a su rival, debiendo detener la pelea el árbitro.

El duelo se tornó emocionante tras los primeros cuatro asaltos, y ha vuelto la incertidumbre a los pesos pesados tras el reinado de los hermanos Klitschko. Aunque esta haya sido su séptima defensa del título mundial WBC del peso pesado, Wilder está a años luz de campeones anteriores, siendo muy indicativo del nivel de la categoría en los últimos años. Lo que nadie puede negar al estadounidense es que con su mano derecha puede finiquitar sus peleas en cualquier instante, supliendo sus visibles carencias técnicas con su pegada. El boxeo más depurado no le valió a Ortiz para romper los pronósticos, aunque también tuvo el combate en sus manos en el séptimo round.

Wilder seguirá con atención lo que suceda el 31 de marzo en Cardiff (Gales), en la unificación que realizarán Anthony Joshua y Joseph Parker. Si el británico sale con el brazo en alto, la pelea más mediática de los últimos quince años en la histórica categoría de los pesos pesados estaría servida.