Darío Pérez
@Ringsider2020

El Seminole Hard Rock Hotel and Casino de Hollywood, Florida, en la parte sureste de Estados Unidos, acogía en la noche de este sábado una velada organizada por Matchroom Boxing, con varios combates más que interesantes y un campeonato mundial como pelea de fondo.

El Campeonato del Mundo WBO del Peso Medio enfrentó al titular, el estadounidense Demetrius Andrade (30-0, 18 KO) y al aspirante galés Liam Williams (23-3-1, 18 KO), en un benigno horario para el aficionado europeo. El combate empezó con Andrade mostrándose superior, mandando, moviéndose, sabiendo que su nivel estaba un par de escalones por encima del que mostraba el retador británico, al que estaba dominando con golpes de diversas trayectorias. Se fue a la lona Williams por un recto de izquierda del campeón, sin daño, siguiendo las hostilidades como si nada y mostrándose un aspirante digno del campeonato del mundo, buscando la victoria pese a no tener la categoría de quien posee el cinturón.

Se llegó a la mitad de los doce asaltos habituales con el mejor asalto de Boo Boo hasta el momento, el sexto, con un dominio completo a base de ganchos, tanto verticales como horizontales, a la anatomía de Liam Williams. Sin embargo, Andrade no acabó de finiquitar el trabajo y Williams sobrevivió, empezando a notarse el cansancio en el físico del estadounidense y mostrando a Williams con manos peligrosas que, por suerte para él, Andrade pudo esquivar pese a tener cierta pesadez de piernas.

Sin embargo, los dos últimos capítulos del libro de esta noche fueron bien protagonizados por Demetrius Andrade, que se impuso por clara decisión unánime a Liam Williams y esperemos que, por fin, busque unificar o a los grandes nombres de estos pesos. Las cartulinas fueron de 116-111, 118-109 y 118-109, a favor del aún campeón mundial Demetrius Andrade.

El combate de semifondo de la gala lo disputaron el ecuatoriano Carlos Góngora (20-0, 15 KO) y el estadounidense Christopher Pearson (17-3, 12 KO) en el peso supermedio. Góngora pareció sentirse presionado por su rol como favorito, lo contrario a su impresionante victoria anterior cuando era la víctima propicia de Ali Akhmedov, y se mostró agarrotado, sin mostrar un alto volumen de golpes ni una precisión elevada. De todos modos, tampoco su rival oponía resistencia alguna, por lo que el hispanoamericano pudo ganar los rounds sin demasiado esfuerzo, y solo hacia la mitad de la pelea elevó el nivel de su boxeo. En el octavo asalto, Góngora derribó a Pearson tras varias manos muy precisas en la zona ocular derecha, tras lo que no se levantó el teórico local, siéndole consumida la cuenta de diez. Buena victoria de Góngora, que escribió un poema con algunos borrones de cara a posicionarse para las grandes peleas de las divisiones media y supermedia.

En los momentos previos, Jorge David Castañeda (14-1, 11 KO) dio la sorpresa al vencer por decisión mayoritaria al anteriormente imbatido Otha Jones III (5-1-1, 2 KO) en el peso ligero, debido a decisión mayoritaria de los jueces.

El canadiense de origen ruso Movladdin Biyarslanov (7-0, 6 KO) y el estadounidense Israel Mercado (9-0, 7 KO) entretuvieron a los televidentes en una pelea muy bien casada. que ya comenzó con mucha actividad y siguió muy interesante durante los ocho asaltos pactados en el peso superligero. Se fue imponiendo Biyarslanov poco a poco con su fortaleza, ganando asaltos contra un rival que le hizo trabajar, y así lo vieron dos de los tres jueces, ofreciendo cartulinas con una decisión mayoritaria de 76-76, 78-74 y 77-75.

Otra sorpresa se produjo en el siguiente combate, dentro del peso pesado, porque el grandísimo amateur Mahammadrasul Majidov (3-1, 3 KO) perdió en el primer asalto ante Andrey Fedosov (32-3, 26 KO), pues recibió una enorme combinación en frío, y cayó con el peso de su propio cuerpo encima del pie, produciéndose una lesión potencialmente grave en la base de la pierna que le imposibilitó no solo seguir la pelea, sino también pelear en un tiempo, a buen seguro.

Finalmente, en el peso medio pudimos ver a Alexis Espino (8-0, 5 KO) frente a Ty McLeod (6-1, 6 KO), un extraño rival para la gran promesa con un boxeo muy heterodoxo y un planteamiento de pelea muy particular. Espino se mostró constante, un estilo diésel que fue poco a poco haciendo mella en el rival e imponiendo su ritmo contra un McLeod que sufrió un aparatoso corte en la ceja en el quinto, y penúltimo, asalto. Se llegó a la distancia con los jueces dando su veredicto de 60-54, 59-55 y 59-55 en favor del sólido Espino.