Daniel Pi
@BastionBoxeo

Muy pocos son los boxeadores que han logrado hacer dos visitas a Japón en la disputa de campeonatos mundiales y han conseguido firmar en ambas ocasiones un éxito. Pues bien, tanto el próximo miércoles como el jueves dos púgiles del continente americano tratarán de conseguir tal logro, siendo estos, respectivamente, Daniel Román (23-2-1, 9 KO), campeón WBA del peso supergallo que se coronó en mayo derrotando a Shun Kubo, y Luis Nery, que capturó el cinto WBC del peso gallo batiendo en agosto a Shinsuke Yamanaka, si bien el mexicano dio un positivo en control antidopaje que llevó a que el WBC decretase una revancha.

Regresando a Román, éste peleará el miércoles en el Korakuen Hall de Tokio (Japón) ante el local Ryo Matsumoto (21-1, 19 KO), que ha sido el boxeador designado para esta primera defensa voluntaria de su reinado. Dicho combate está propiciado por dos aspectos, ya que el monarca no podía desechar la oportunidad de recibir una buena bolsa por medirse a un púgil que ha demostrado brechas evidentes y la compañía Ohashi Promotions no podía dejar escapar la ocasión de que su púgil, un peligroso noqueador, recuperase para Japón una corona mundial.

Así es como llegamos a este cruce en el que el campeón será favorito para imponerse, aunque no podrá evitar tener a su alrededor varios interrogantes. Y es que, aunque ante Kubo ofreció una gran actuación, muy superior a las expectativas, puesto que hasta entonces no había combatido en una pelea ni remotamente cercana a tal magnitud, todavía no se puede saber con absoluta certeza si simplemente en esa ocasión se preparó a la perfección para explotar la estrategia idónea o si por el contrario es un boxeador capaz de medirse con grandes posibilidades de éxito a cualquier aspirante de la élite o campeón de los 55,3 kg. Hay que subrayar que si Román es el máximo titular de la WBA en la división tampoco es exclusivamente por mérito deportivo, dado que fue ascendido a esa posición después de que Guillermo Rigondeaux fuese desposeído de su corona de supercampeón WBA del peso supergallo por su derrota en el peso superpluma ante Lomachenko.

De todas maneras, probablemente esta no sea la pelea más apropiada para evaluar adecuadamente a Román, ya que Matsumoto no parece tener las mejores posibilidades de vencer. Sin tener en cuenta su única derrota, la padecida ante el voluntarioso pero asequible Víctor Uriel López, de la que se desquitó convincentemente siete meses después, lo cierto es que Matsumoto no se ha enfrentado ni a un sólo componente de la cumbre nacional, de hecho, extrañamente en un púgil nipón, escasean los compatriotas en su récord, en el que abundan boxeadores de perfil realmente bajo. Por otro lado, su boxeo es muy limitado y previsible, insistiendo una y otra vez en la combinación uno-dos-gancho zurdo, sin acompañar dichos puños encadenados de a penas variación.

Lógicamente, como hace un año y medio experimentó la decepción de su primera derrota, en este mundial debería ofrecer todo lo que puede dar de sí, supliendo en buena parte sus carencias técnicas y tácticas con puro coraje y ambición. Además, su pegada es verdaderamente potente, por lo que Román deberá andarse con ojo, especialmente con la derecha a la contra que Matsumoto, que tendrá ventaja en altura, cruza cuando se aproximan sus rivales. Pese a ello, si Román repite el esquema utilizado ante Kubo, es decir, no se precipita en su avance y sostiene un gradual trabajo al torso, perfectamente podría quebrar la resistencia de su espigado oponente, al que también lograría superar si se apoya en sus movimientos de cabeza y cintura para alcanzar y mantenerse en la distancia corta y media.

En la ceremonia de pesaje Román dio 55,000 kg y Matsumoto 55,300 kg, límite exacto de la división del peso supergallo.