Daniel Pi
@BastionBoxeo

La pelea no parecía digna de atención por haber sido seleccionado para el excelente campeón mundial WBA del peso mosca Artem Dalakian (19-0, 14 KO) un retador obligatorio tan sumamente inexperimentado y carente de nivel como el tailandés Sarawut Thawornham (20-2, 15 KO). Pues bien, las bajísimas expectativas que generó el duelo resultaron completamente justificadas sobre el ring del Centro de Convenciones “Parkovy” de Kiev (Ucrania), en el que el ucraniano-azerí dominó sin dificultad alguna hasta que dañó y batió por KOT en el décimo a su adversario.

La pelea no tuvo historia en absoluto, ya que, como se preveía, Dalakian usó su juego de piernas, sus fluidísimos desplazamientos, sus diagonales, sus cambios de dirección y sus ataques de francotirador en todas las trayectorias posibles para desdibujar totalmente a Thawornkham, que persiguió a su adversario sin casi lograr éxitos.

Así, fue cuestión de tiempo que Dalakian, que cuenta con una impresionante pegada en manos aisladas, mermase a su contrincante, al que estremeció severamente en el octavo asalto con un uppercut, que significó la expansión del despliegue ofensivo del monarca. Finalmente, en el décimo round éste conectó una potentísima derecha que hizo asomar el cuerpo de Thawornkham entre las cuerdas y que fue sucedida por un hostigamiento sin respuesta que conllevó la detención.

Según ha señalado el promotor de Dalakian, por su parte han intentado acordar unificaciones con los otros campeones pero ninguno de ellos ha aceptado. De ser cierto esto, a Dalakian no se le podrá reprochar que no haya intentado pactar duelos a su nivel.

No obstante, en este periodo de defensa voluntaria deberá mostrar que de verdad pretende alcanzar grandeza y al fin hacer frente a un contrincante del máximo nivel, puesto que si no asciende al peso supermosca y no se mide a rivales difíciles del peso mosca cuando tiene la opción de hacerlo, su reinado será otro más que se mantiene por largo tiempo pero con un brillo bajísimo, a costa de la evolución de su boxeo y gracias a la excesiva permisividad de un organismo sin interés por nombrar como número 1 al mejor aspirante posible.