Daniel Pi
@BastionBoxeo

No hubo sorpresa en el campeonato mundial WBA del peso mosca disputado en la noche del sábado en el Centro de Convenciones “Parkovy” de Kiev (Ucrania), ya que el titular local Artem Dalakian (18-0, 13 KO) retuvo su cinturón por segunda vez venciendo al asequible aspirante voluntario Gregorio Lebrón (21-5, 16 KO) por KOT en el sexto asalto, si bien se debe decir que la detención arbitral, sin ser injustificable, fue desacertada.

El centro del ring fue ocupado desde el inicio por el aspirante, que sin éxito intentaba cortar el ring ante un Dalakian que, muy dinámico y con las manos bajas, buscaba la ocasión para, entre esquivas, conectar inesperadamente crochés de mano adelantada en fugaces arremetidas sucedidas por clinches. Pronto la pelea se puso muy cuesta arriba para Lebrón, ya que éste padeció un knockdown en el segundo asalto al impactar Dalakian un croché diestro tras una buena acción elusiva.

La caída no afectó mucho al boxeador dominicano, continuando con su presión e intentando conectar directos y curvos abiertos que casi nunca llegaban a su destino debido a la habilidad del monarca, que con el torso inclinado y con la guardia descolgada usaba su heterodoxia para hacerse con los rounds imponiéndose en tareas ofensivas y defensivas. No obstante, se debe mencionar que el ucraniano-azerí realizó muchas irregularidades no sancionadas por el árbitro, como empujar al suelo entre agarres a su oponente incontables veces.

A diferencia de estas visitas a la lona ilícitas, en el sexto asalto Dalakian le asestó tres knockdowns a Lebrón, uno con un gancho diestro al rostro en un desordenado cruce de golpes, otro por un directo enlazado con gancho zurdo tras dañar a su rival con un derechazo, y el final por un nada convencional curvo de derecha descendente.

Después de esta tercera caída, Lebrón se alzó rápido y pareció en condiciones para continuar pero, cuando se estaba terminando la cuenta, el tercer hombre decidió inesperadamente dar por concluido el encuentro, no pudiéndose saber si el árbitro esperaba algún gesto que le sugiriese el deseo de combatir del boxeador (algo que no se produjo) o si vio algo en su rostro que le indicó que, tras caer cuatro veces a la lona (tres en un mismo asalto), el aspirante no debía seguir pugnando.

Sin duda, Lebrón podría haber aguantado la decena de segundos restantes y alcanzar el séptimo asalto, pero es inevitable preguntarse si esto resultaba necesario habiendo cedido todos los rounds precedentes, teniendo la pelea perdida a los puntos, acarreando cuatro visitas a la lona y, lo que es peor, no habiendo logrado prácticamente en toda la pelea alcanzar con claridad al monarca, que podría haber continuado usando su explosividad para castigar innecesariamente a un retador que ya entraba a la pelea sin posibilidades en las apuestas.

Cerrado así su primer año como campeón, Dalakian ahora entra en un periodo de defensa voluntaria (se alargará hasta mediados de 2019) que debería aprovechar para enfrentarse a algún boxeador de mayor relieve y demostrar que sus rarezas y su toma de riesgos sobre el ring pueden ser también efectivas contra los máximos exponentes del peso mosca.