Christian Teruel
@Chris_Le_Gabach

En estas últimas fechas, los Cuatro Reyes están de actualidad por diversas razones. La primera y más triste, por el fallecimiento de uno de sus miembros, Marvelous Hagler, que nos dejó el pasado 13 de marzo, y que trajo el recuerdo de sus batallas con Tommy Hearns, Roberto Durán y Sugar Ray Leonard. La otra, por la comparación que se hace entre estos grandes campeones con Ryan García, Devin Haney, Teófimo López y Gervonta Davis. Cierto es que estos púgiles tienen fundamentos y hacen que la categoría de peso ligero sea de las más atractivas. Pero denominarles “Cuatro Reyes” se debe sólo a una malinterpretación del concepto o a crear una expectación que no se puede conseguir todavía por la falta de títulos, trayectoria y enfrentamientos entre sí.

Primeramente, para ser considerado rey, obviamente debes tener un reino. Davis ha sido campeón mundial superpluma en dos organismos y López se convirtió en campeón unificado en el peso ligero, pero todavía lejos de los reinados que ostentaban los clásicos, que duraban lustros y defendían hasta cuatro veces al año. Luego tenemos el caso de Haney, que recibió su cinturón del WBC de la misma manera que los políticos españoles reciben sus másteres universitarios: sin hacer nada y vía email. Un esperpento que es consecuencia de la conquista por parte de Teófimo de ese engendro que es el cinturón franquicia y que se suponía intransferible. Y por último Garcia, que, de momento, lo único que tiene de monarca es su apodo y aparecer con una corona pintada en la portada de The Ring, revista propiedad de su promotor.

La oposición y las muchas circunstancias adversas que atravesaron durante sus carreras, ayudaron a los “Cuatro Reyes” a construir su grandeza. Por ejemplo, Hagler no fue aspirante al título mundial hasta su pelea 50, un trayecto plagado de pequeñas bolsas y de peleas de respaldo la mayoría de las veces. A Durán, tras la derrota en el infame “No Más”, le destrozaron su casa en Panamá, le quitaron 7,500 dólares (en esa época dolían mucho más) de la bolsa por su mala actuación y 2 millones más por el gobierno de su país al revocarle la condición de “héroe nacional”. Y de propina, tildarlo de traidor.

Hearns decidió saltar al ring en su revancha contra Leonard tras la detención de su hermano. Esto se debió a la acusación de asesinato de su mujer la noche anterior al combate. Incluso Leonard, el niño bonito que contaba con más ventajas y se retiraba y volvía cuando quería, tuvo que lidiar con una lesión de retina que no sólo le pudo costar la carrera sino también, el quedarse ciego. ¿Es legítimo dar el mismo estatus sin pasar semejantes vicisitudes aún? ¿Sería lógico dar el rango de teniente general a unos miembros de un ejército que por méritos apenas llegan a capitán?

Otro hecho curioso. En la época de los “Cuatro Reyes”, había un quinto boxeador en discordia, el puertorriqueño Wilfredo Benítez. También fue campeón mundial y se enfrentó a Hearns y Leonard, siendo derrotado en ambos casos, aunque fue capaz de vencer a Durán. Apenas es mencionado al no acumular tantos méritos y no alcanzar el mismo nivel a pesar de ser un boxeador notable. Llamativo que ahora sea todo lo contrario y al que menos se menciona y considere es al que, por ahora, acumula mayores logros y sea ese quinto en discordia de estos mal llamados cuatro reyes contemporáneos: Lomachenko.

No se puede negar que estos jóvenes tienen madera de campeón, pudiendo alcanzar cotas altas. La meta de donde acaba la carrera de los “Cuatro Reyes” todavía está muy lejos, y aunque crean salir rápido y desde la pole position, apenas han llegado a la primera curva del circuito. Y no solo aún están lejos de su nivel sino también de las costumbres que estos tenían y que son casi imposible de ver hoy en día: el pelear todos contra todos. Tanto en sus comienzos como en su prime y en el otoño de sus carreras. Y por ahora, no hay señales en el horizonte que de ver esto en los cuadriláteros en lugar de en Twitter.

Que no se malinterprete. Subirse a un ring a intercambiar cuero, tras meses de régimen y preparación estricta y sin ver a la familia, sigue siendo tan duro como hace treinta años. Todo el crédito para los que se están abriendo paso en este negocio. Pero sería injusto comparar a Gervonta Davis, Teófimo Lopez, Devin Haney y Ryan Garcia con Marvelous Hagler, “Hitman” Hearns, “Manos de Piedra” Durán y “Sugar” Ray Leonard. Además de presión innecesaria para estos jóvenes, es una falta de consideración a todo lo conseguido y vivido por los auténticos “Cuatro Reyes”.