Daniel Pi
@BastionBoxeo

Todo parece estar en contra del campeón mundial WBO del peso wélter Jeff Horn (18-0-1, 12 KO) de cara al combate que disputará este sábado en el MGM Grand de Las Vegas (Estados Unidos) ante el excampeón del peso ligero y superligero Terence Crawford (32-0, 23 KO), habiéndose combinado las argucias de Bob Arum, para asegurar en la medida de lo posible que el estadounidense logre coronarse en una tercera categoría de peso, con azarosos infortunios. De hecho, el nivel de astucia y la implacabilidad del director de Top Rank incluso han hecho que muchos perfilen una conspiración a largo término que ha sido descartada en conferencia de prensa por el propio Arum.

Y es que, cuando se hizo evidente que Pacquiao se encaminaba al retiro y su promotor comenzaba a mostrar públicamente un distanciamiento, Arum le hizo combatir, por primera vez desde que estaba bajo su mando, fuera de sus bases de operaciones y ante un boxeador mucho más grande físicamente, un Horn con el que el magnate firmó un acuerdo en el que en caso de que se produjese su sumamente inesperada victoria recibiría un contrato de dos peleas. Entonces llegó la controvertida derrota del filipino (extrañamente el veterano promotor jamás protestó por las tarjetas), sucedida por los inmediatos preparativos para que Horn, nuevo miembro de la escuadra de Arum, se midiese a Terence Crawford, quien junto a Lomachenko era el nuevo icono de la compañía Top Rank y era visto por los analistas como el que recibiría el relevo de Pacquiao a largo plazo como estrella en la televisión norteamericana.

Por ello muchos señalan que Arum creó deliberadamente los negativos condicionantes contra Pacquiao para encaminarlo a la derrota y utilizar momentáneamente a Horn para catapultar a Crawford en la división del peso wélter. Sean lógicas o no las sospechas de que Arum había trazado este plan como salida de Pacquiao y para impulsar a Crawford (desde el equipo del filipino se descartó el enfrentamiento ante el estadounidense), la hipotética víctima propiciatoria de todo ello, Horn, ha padecido una serie de reveses en su acercamiento a su duelo ante “Bud” que han seguido agravando estas especulaciones y han parecido apuntar a la inevitable derrota del monarca.

Primeramente, cuando surgían voces que consideraban que Crawford no tenía tiempo suficiente para preparar adecuadamente el combate ante Horn para el 14 de abril, primera fecha para este campeonato, el estadounidense padeció una lesión en la mano, cuestionada mayoritariamente en Estados Unidos, donde se vio simplemente como una artimaña de Arum. A consecuencia de la supuesta lesión se produjo un aplazamiento hasta el 9 de junio, dándole el margen necesario a Crawford para extender su preparación y optimizar su transición al peso wélter.

Mientras, Horn, en el punto álgido de sus entrenamientos, se veía obligado a cancelarlos bruscamente, padeciendo un tiempo después, por casualidades del destino, una fuerte colisión de coche al ser impactado por detrás cuando estaba parado. Esto, que condicionó su preparación, se vio sucedido por un corte en una sesión de sparring a falta de poco más de una semana para la pelea, que le impidió continuar entrenando con la misma intensidad. Finalmente, interviniendo directamente la mano de Arum, el promotor le preparó en Las Vegas, como centro de entrenamientos finales, un gimnasio en el que todo el material estaba en malas condiciones y en el que se había “estropeado” el aire acondicionado, teniendo que padecer Horn temperaturas superiores a los 40 grados. Todo ello siendo la pelea de Horn ante Crawford el combate que termina el contrato entre el australiano y Bob Arum.

Así, los problemas se acumulan contra “The Hornet”, sumándose a ello que el árbitro designado para el choque, Robert Byrd (marido de la juez Adelaide Byrd, responsable del 118-110 a favor de “Canelo” ante “GGG”), es acusado de intervenciones localistas, subrayándose su actuación en el primer Kovalev-Ward, en la que se dice que favoreció a su compatriota. Por último, ni los precedentes están a favor de Horn, ya que son muchos los australianos que recuerdan con temor como el miembro del Salón de la Fama Jeff Fenech padeció en Las Vegas un veredicto sumamente polémico en 1991 ante Azumah Nelson.

Ante esta situación, Horn, que partirá bastante por detrás en las apuestas, dice estar todavía más motivado para lograr la victoria, aguar los planes de Arum y contestar a las provocaciones del equipo de Crawford, que parecen haberle descentrado. De todos modos, ni siquiera si su preparación fuese perfecta y su aproximación al combate idónea lograría partir como favorito, puesto que Crawford es considerado mayoritariamente como un top 3 de todos los pesos, habiendo desarrollado una dominadora carrera en la que a penas ha padecido dificultades y en la que ha mostrado una estupenda suficiencia técnica y táctica combinada con gran eficacia defensiva.

Es cierto que no son pocos los que cuestionan el nivel de oposición afrontado por él, ya que un Gamboa con muchos problemas en su carrera, un Ricky Burns favorecido por veredictos cuestionables, un Viktor Postol sin extensa experiencia de nivel y un Julius Indongo vencido en dos rounds por Regis Prograis no parecen los logros que marcan la entrada en la lucha por el primer puesto de todos los pesos. Con todo, su eficiencia con los directos aislados, su gran uso de los jabs, su perfecta gestión de la distancia y sus felinos reflejos, combinados con recursos muy variados, aunque sutiles, le sitúan como la principal amenaza emergente en el peso wélter, en el que se espera que con enfrentamientos ante boxeadores como Keith Thurman o Errol Spence logre generar formidables datos de audiencia y decenas de millones de euros en bolsas.

Quizás, la mayor duda en cuanto al enfrentamiento de este sábado respecto a Crawford es si, habiendo empezado en el peso ligero, podrá equiparar su físico al de un Horn que es considerado uno de los boxeadores más fuertes de la categoría. De esa forma, si el aguerrido australiano lograse empujar hacia las cuerdas con desbordante agresividad, como en determinados momentos hizo ante Pacquiao, podría poner en apuros a un Crawford que como más cómodo se encuentra es boxeando con espacios y con calma.

Pese a ello, la gran habilidad de Crawford, su largo alcance y su buen juego de piernas se consideran factores decisivos para decidir la pelea ante Horn, que no dejó una buena actuación en su primera defensa ante Gary Corcoran, en la que recibió muchos claros directos. Asimismo, en este citado combate padeció muchos problemas para dar el peso y se mostró lento, aspectos que de repetirse podrían limitar la efectividad de sus arremetidas al primer tramo, permitiendo que Crawford contragolpee como medida de contención para pasar posteriormente a hostigar con comodidad.

En lo referente al paso por la báscula, efectivamente éste agrandó las sospechas de que Horn podría haber realizado sobreesfuerzos para dar el límite del peso wélter (66,7 kg), puesto que en un primer intento falló al dar 67,130 kg. El australiano aseguró que con su equipo había comprobado que estaban en peso antes de subirse a la romana oficial, por lo que Horn afirmó que, como esperaba, la organización había hecho algún truco con la báscula. En cualquier caso, en un segundo intento un tiempo después, el campeón WBO dio un válido 66,670 kg, marcando Crawford a la primera 66,450 kg. El combate, que será retransmitido en Estados Unidos por la plataforma de streaming ESPN+, está programado para las 3:30 de la madrugada del sábado al domingo en hora peninsular está programado para las 3:30 de la madrugada del sábado al domingo en hora peninsular española.