Daniel Pi
@BastionBoxeo

Casi diecisiete años de carrera profesional, cinturones mundiales en cuatro categorías de peso, veinticinco peleas de campeonato y enfrentamientos ante boxeadores de la talla de Floyd Mayweather Jr., Manny Pacquiao, Saúl Álvarez, Shane Mosley o Zab Judah, entre otros, han llevado a que Miguel Cotto (41-5, 33 KO) se haya establecido, todavía estando en activo, como uno de los mejores boxeadores de la historia del boxeo y de Puerto Rico, tan llena de púgiles ilustres. De modo que, habiendo sumado ganancias totales en toda su trayectoria superiores a los cincuenta millones de euros, teniendo a sus espaldas durísimas guerras y estando inmerso en un año que será recordado por las numerosas retiradas de boxeadores insignes, ha llegado el momento de que Cotto cuelgue los guantes.

A diferencia de lo sucedido en otros casos recientes, en los que se ha anunciado el retiro de forma más o menos súbita tras no llegar a deseados acuerdos o padecer derrotas importantes, Cotto se marchará de los rings con una pelea de despedida perfectamente anunciada, preparada durante meses y en un escenario especial para él como el Madison Square Garden de Nueva York (Estados Unidos), recinto que, por la gran población de puertorriqueños que habitan la ciudad, ha sido llenado por él en nueve ocasiones, sin contar la del próximo sábado, y donde logró triunfos, por ejemplo, ante Mosley, Judah, Malignaggi y Margarito.

Para este combate final se intentó buscar inicialmente un boxeador con renombre como Gennady Golovkin o Saúl “Canelo” Álvarez, pero el empate entre ambos truncó los planes. Este gran inconveniente trató de ser solventado con negociaciones ante boxeadores como Errol Spence y Mikey García, pero las exigencias de la promotora dirigida por Óscar de la Hoya, Golden Boy Promotions, terminaron por hacer imposibles estas opciones también. Aun así, para la mayoría de críticos y aficionados resulta evidente que, entre todos los boxeadores destacados del peso wélter, superwélter e incluso medio, se podría haber encontrado a un boxeador de mayor entidad que el finalmente elegido, el exretador mundial Sadam Ali (25-1, 14 KO), si de verdad se buscaba, como se afirma, un reto de la mayor dureza posible.

Aunque desde los sectores que participan en la organización se ha intentado justificar esta decisión, llegando a sobrevalorar el encuentro de forma realmente exagerada, el hecho es que son mayoría quienes piensan que Ali no está a la altura de la ocasión, ya que no cuenta con una sola victoria ante un boxeador de la élite, de hecho ni siquiera una lograda ante un top 15 actual. Además, Ali ha mostrado problemas de encaje serios y en su mayor combate hasta la fecha fue vencido antes del límite por un Jessie Vargas con un porcentaje bajo de victorias por nocaut, todo ello sin poder pasar por alto que nunca ha peleado más allá del décimo asalto y que en su enfrentamiento ante Cotto ascenderá del peso wélter al peso superwélter.

Igualmente, no son pocos los que consideran que, habiendo logrado Cotto tanto en su recorrido, y a pesar de que el último tramo de su carrera estuvo lastrado por pactar pesos y tomar decisiones controvertidas, no resulta necesario que demuestre nada más y que, después de haberse medido a varios de los púgiles de la cumbre de todos los pesos, perfectamente se podría haber retirado ya, siendo el combate de Ali un mero extra en su trayectoria.
Como este duelo tendrá una notable importancia simbólica, los aspectos deportivos parecen haber quedado en segundo plano, dado que una previsible victoria de Cotto, que será amplio favorito, no tendrá repercusiones que explicar y ni tan sólo un resultado desfavorable influiría demasiado en la visión que los historiadores del boxeo puedan tener de él para bien o para mal. No obstante, y aunque Cotto hace tiempo que pasó su mejor momento y Ali no parece ser un futuro icono de la división, el combate debería resultar interesante dejando de lado su particular significado.

En principio, dado que Ali cuenta con una enorme velocidad, es un boxeador muy capaz desde la distancia larga y llegará repleto de moral al encuentro que podría cambiar totalmente el signo de su carrera, no debería resultar extraño si durante algunos episodios consigue evitar el peligro e imponer sus directos y su movilidad. De todos modos, con el paso de los asaltos, y como Ali cuenta como puntos débiles con una resistencia limitada y una inconsistencia combativa flagrante, Cotto debería imponer su superior potencia y astucia para contraatacar y llevar el encuentro de forma prolongada a la distancia media y media-corta, donde parece poco menos que inevitable que el retador vuelva a sucumbir por sus errores tácticos y su falta de adaptación a la división, logrando el campeón WBO del peso superwélter una primera y última defensa de su cinturón.

En la ceremonia de pesaje Cotto marcó 68,750 kg y Ali 69,400 kg, ambos por debajo del límite del peso superwélter de 69,900 kg.