Daniel Pi
@BastionBoxeo

En las dos rondas de la rama del peso crucero de la segunda temporada del torneo World Boxing Super Series ha habido enormes polémicas que han beneficiado descaradamente al letón Mairis Briedis (26-1, 19 KO) produciéndose primero su incomprensible victoria a los puntos ante Noel Gevor y, el pasado sábado en el Arena Riga de Letonia, una pelea simplemente bochornosa y con irregularidades flagrantes que hacen parecer pequeños incidentes a otras grandes controversias recientes.

Durante el primer asalto y buena parte del segundo el diestro Briedis y el zurdo Krzysztof Glowacki (31-2, 19 KO) trataron de medirse con sus directos e intentaron adaptarse a la opuesta guardia de su adversario, aunque hasta entonces no sucedió nada comparativamente con lo que depararían los restantes instantes del combate. Y es que hacia el final del segundo round, tras pegar Glowacki un evidente golpe ilegal en la parte trasera de la cabeza, Briedis impactó un tremendo codazo diestro al mentón del polaco, que se fue a la lona.

Entonces el árbitro Robert Byrd debió descalificar sin más a Briedis, puesto que de ningún modo puede ser tolerado un codazo, además propinado por un combatiente con experiencia en muay thai. En cambio, Byrd le exigió a Glowacki que se levantase de la lona, y no debido a que no hubiese visto el codazo, ya que lo vio perfectamente e incluso le quitó un punto por él a Briedis.

Con todo, aquí no terminó la polémica, sino que llegó todavía aumentada. Instantes después de este incidente, y con el visitante todavía sintiendo el efecto del codazo recibido, Briedis tiró a la lona a Glowacki con un croché diestro, recibiendo el visitante una cuenta de protección que fue sucedida, cuando ya había sonado la campana de final de asalto, por nuevos ataques del letón. Glowacki se defendió y Briedis continuó atacando hasta que con un uppercut diestro y un croché tumbó a su contrincante. Tras el combate, Briedis señaló ¡que había oído la campana de final de round!, confesando su trampa con una risa bobalicona que hizo todavía más increíble y repulsiva su declaración.

Además de esto, mientras combatían fuera de tiempo, la esquina de Briedis había subido al ring, todo ello sin que Robert Byrd, marido de la infame Adelaide Byrd (efectivamente, la responsable del 118-110 a favor de Canelo en la primera pelea contra Golovkin) hiciese nada para detener la tormenta. Bueno, de hecho sí hizo una cosa, realizar cuenta a Glowacki como si el knockdown fuese legal.

Finalmente, el tercer asalto de esta espantosa y nefasta pugna terminó con Briedis explotando los réditos de sus marrullerías para conectar, además de dos uppercuts, un croché diestro que derrumbó a Glowacki, que se alzó muy afectado, deteniéndose el combate al verse claramente que no podía continuar.

Las World Boxing Super Series nacieron, en teoría, con un claro objetivo, que no era otro que renovar el boxeo, terminando con sus lacras y creando las estructuras para que se eligiese al mejor sin trampas ni atajos. Para ello, la cúpula de las WBSS apelaba al recuerdo de Muhammad Ali, poniendo el nombre de éste al trofeo que se le otorga al ganador del torneo. Dicho esto, simplemente hay que hacerse una pregunta, ¿un premio en honor de Ali debería ser otorgado potencialmente a un púgil como Briedis que ejecuta un sok wiang klap de muay thai en una pelea del noble arte y que se ríe al admitir que adrede golpeó fuera de tiempo a su rival?

Sin duda, las WBSS han ofrecido grandes duelos, pero seguramente estos hayan aproximado menos gente al boxeo de la que habrá alejado el Briedis-Glowacki.

Lógicamente no hay que tomar la parte por el todo, pero ver a Kalle Sauerland (capítulo aparte merecen sus bromas en las que se compara a sí mismo con el narco Pablo Escobar), dirigente de esta iniciativa, sonriendo con Briedis y felicitándole, resultó espeluznante. Asimismo, no se debe pasar por alto que las WBSS han perdido muchísimo crédito por diversos veredictos controvertidos y por ni siquiera respetar los pagos a los boxeadores implicados, llegando a amenazarlos con hundirlos por reclamar lo que se habían ganado.

En cualquier caso, mientras el año pasado surgió un rey indiscutido como Oleksandr Usyk con las cuatro coronas del peso crucero en sus manos, en esta segunda temporada un Briedis que ha ido de polémica en polémica disputará la final ante Yuniel Dorticós presumiblemente por dos coronas mundiales, la WBO que el letón capturó ante Glowacki y la IBF que Dorticós poseerá una vez que se le nombre titular de pleno derecho en unos meses. Con todo, quizás el cinturón del WBC no esté en juego, puesto que horas antes del Briedis-Glowacki este organismo retiró su título al considerar que las WBSS no habían respetado la integridad de la pelea, sin aclarar a qué se referían… aunque después de ver lo sucedido se puede comprender mejor qué “sombras” fueron las que pudieron espantar a los representantes de dicho organismo.