Carlos Utrilla
@CJBoxing

El sábado por la noche, en el vetusto Fórum de Inglewood que sirviera de feudo a los Lakers, Román “Chocolatito” González (45-0) buscará coronarse campeón mundial en una cuarta división. A pesar de que parte como favorito, la tarea no es fácil. Su rival, el mexicano Carlos Cuadras (35-0-1), es otro de los mejores hombres de las divisiones pequeñas y es el actual monarca WBC supermosca.

La velada está promovida por K2, que apostó por el nicaragüense en USA para asociarlo a la figura de Gennady Golovkin, y por el veterano japonés Akihiro Honda, copromotor de ambos contendientes. Como respaldo principal, la guerra que sostendrán, en forma de rematch, el mexicano Jesús Soto Karass (28-10-4) y Yoshihiro Kamegai (26-3-2).

Cita con la Historia

No ha sido fácil la carrera de Román González, un chaval de suburbios pobres que fue adoptado deportivamente por el fallecido Alexis Argüello. “Chocolatito” comenzó a darse a conocer, a un escaso público, con su aparición en los festivales de KO a las Drogas organizados por la WBA. En 2008 conseguía su primer título mundial, al destronar a un hombre muy querido en Japón: Yutaka Niida.

A pesar de que esta victoria le valió firmar con la promotora Teiken y pelear regularmente, la poca promoción de las categorías inferiores llevó a que el gran púgil centroamericano siguiera siendo prácticamente un desconocido a nivel mundial (incluida España). Hace un par de años, y con la conquista del título mosca WBC (que sumaba al mínimo y minimosca de la WBA) empezó a reclamar más atención. Todo culminaría en el desembarco en Estados Unidos a través de la cadena HBO y de la mano de K2, que presentaría varias veladas con el “nica” de respaldo de Golovkin, un hombre de trayectoria parecida.

A partir de este momento todo cambió. Entrada automática en la lista de los mejores libra por libra (con al menos cuatro años de retraso) y el reconocimiento masivo. Cuando los “yankees” se proponen algo, todo es más fácil. Llegaron, también, las buenas bolsas. No tanto como él solicita, pero es que no es oro todo lo que reluce: por sí mismo, es poca la gente que arrastra, así que necesita como rivales a púgiles con tirón en la zona donde pelea. Cerca de Los Ángeles y contra un campeón mexicano, éxito asegurado.

Enemigo mexicano

A sus 28 años, Carlos Cuadras ha alcanzado la madurez. El mexicano tuvo una buena carrera amateur, especialmente para un púgil de su país, aunque quedó apartado de los Juegos de Pekín al perder en los clasificatorios nacionales. Como anécdota, podemos contar que fue el hombre al que Guillermo Rigondeaux dejó plantado en los Panamericanos de Río 2007 cuando el cubano no se presentó al pesaje matinal porque intentó desertar. Profesional desde 2008, alternó peleas en su país natal con alguna en Japón. En 2014 se proclamaba campeón mundial supermosca por el WBC, título que intentará defender por séptima vez este sábado.

“El Príncipe” Cuadras es un hombre móvil, veloz de manos y piernas, con pegada. Esto, junto a su mayor envergadura y buena cabeza, hace pensar que planteará un combate en el que se mueva de manera constante: recibirá con manos rectas a González (Cuadras maneja muy bien el jab y el uno-dos), se desplazará y lo esperará de nuevo. Como buen mexicano no rehuirá la pelea, pero su posibilidad de éxito reside en no quedarse a intercambiar con el genio nicaragüense. Debería plantear un combate parecido al que le dio el título frente al tailandés Srisaket Sor Ruvingsai.

Por su parte, Román González saldrá a hacer su trabajo de demolición habitual. Cortar el ring, conseguir la distancia propicia respecto al oponente y ahí desatar el tremendo aluvión de golpes marca de la casa. No es un noqueador de un solo golpe pero puede lanzar con facilidad 15-20 manos seguidas y desde cualquier ángulo.

En juego, pues, un título y algo más: alcanzar 2-3 peleas muy esperadas y, por lo tanto, con bastante dinero en juego.