
El español de origen cubano Carlos Lamela (8-5, 5 KO) ha perdido por puntos esta noche de viernes en el Palasport di Santa Marinella, de la localidad italiana del mismo nombre cercana a Roma, con el italiano Luca D’Ortenzi (19-4, 5 KO), veterano de 37 años. En juego estaba el título Silver EBU vacante en el límite semipesado.
El transalpino debía haberse medido al belga Rasul Magomadov (6-0, 4 KO), pero una lesión de este ha permitido al español tener una nueva oportunidad de repetir la gesta de Austria en abril del pasado año, cuando noqueó al duro peleador local Mansur Elsaev para ceñirse este mismo cinturón, en un final de combate muy accidentado.
Si entonces Lamela se ponía cerca de disputar el campeonato de Europa, prefirió irse a Inglaterra y a Polonia para cosechar sendas derrotas frente a deportistas locales, lo que le alejó del cetro continental. Poco más de un año después, el destino del oriundo de Cuba se unía con el mérito de estar siempre bien entrenado para aprovechar oportunidades así.
Tras el himno franquista como anecdótico preludio al combate, Lamela comenzó con la misma mano de hierro el primer round, dominando con su mejor técnica y preparación física y coronando ese episodio inicial con una gran derecha que estremeció al local, cuya canción identitaria nacional fue interpretada en vivo. El español, sin alardes, se quitaba los peligrosos ataques del transalpino, con un jab previsible que no impactaba de modo habitual en su anatomía, y se iba anotando los parciales con mayor cadencia de golpeo.
Mejor de ritmo y cardio que D’Ortenzi, Lamela se fue encontrando a gusto y parecía dueño del pleito transcurrida su primera mitad, para decepción de los locutores de la RAI, televisión pública italiana que sí apoya a nuestro deporte emitiendo peleas de sus púgiles. A pesar de algunos momentos de éxito del romano, donde se apreciaba su previa etapa en un peso superior, la intermitencia en su propuesta no parecía augurar un triunfo en las cartulinas; en otras palabras, aun siendo más contundente que el afincado en Cataluña, el italiano recibía más que conectaba ante el control de nuestro púgil, llevando la iniciativa en casi todo momento quizá hasta los dos rounds finales, más igualados en ese sentido.
Señalaremos otra escena curiosa donde el árbitro cortó la cinta de los guantes de ambos coaspirantes en el décimo capítulo, tras el que, insistimos, el envite se fue diluyendo sin momentos de peligro para quienes en él participaban. El cansancio se fue acumulando en el físico de ambos púgiles hasta el final, donde los jueces eran responsables de elegir ganador; y este fue, consumidos treinta y seis minutos, Luca D’Ortenzi de manera más que cuestionable y con lógica indignación de Lamela. El nefasto presentador de la gala anunció una decisión dividida en lugar de mayoritaria, con cartulinas de 114-114, 116-112 y 115-113, y erró al llamar al italiano campeón de Europa, ya que el privilegio de serlo se lo disputarán en unos días Shakan Pitters y Bradley Rea.