Emilio Marquiegui

El norirlandés Carl Frampton puede ser el que desbarate el próximo sábado las ilusiones de los miles de aficionados españoles que seguirán en directo, en marca.com, la tercera defensa del título mundial supergallo IBF de nuestro campeón español Kiko Martínez. Es la llamada Batalla del Titanic, donde el alicantino tendrá que guerrear en territorio hostil, con dieciséis mil fanáticos norirlandeses intentando desviar los golpes de Kiko con sus constantes cánticos y apoyos a Frampton. Si en febrero de 2013, en su primer enfrentamiento, eran ocho mil los forofos que poblaron las gradas del Odyssey Arena de Belfast, esta vez se han duplicado y el apoyo será brutal en el Titanic Quarter, complejo turístico que se ubica en el lugar donde se construyó el ilustre transatlántico que reposa en el fondo del mar desde 1912. Kiko viene a tomarse la revancha, con más firmeza mental y un físico pétreo. Pero “El Chacal” no solo es un boxeador que le arrebató a Kiko el título de Europa, es un magnífico deportista con gran calidad técnica, que ha trabajado muy duro en tres meses de campamento preparatorio de la pelea.

Tiene 27 años, y ya demostró como amateur que iba para figura. Disputó más de cien combates en el campo aficionado con solo ocho derrotas. Y en el ámbito profesional, tras dieciocho peleas sigue imbatido, habiendo vencido antes del límite nada menos que a trece rivales, por lo que su arte pugilístico viene acompañado de unas manos de mármol. Además de haber sido campeón de la Commonwealth y campeón de Europa, ha noqueado a tres campeones del mundo, el propio Kiko, el canadiense Steve Molitor y el mexicano Hugo Cazares. Su boxeo está sostenido por una buena base defensiva integrada con un inteligente sentido de la distancia y buenos desplazamientos. Maneja muy bien el contragolpe lo que le permite eludir las distancias cortas con pegadores de la talla de Kiko Martínez. Es preciso y pega con clase. Pero como bien dice el entrenador de Kiko, Gabriel Sarmiento, a Frampton le va la marcha y esa puede ser su tumba. Efectivamente, si no mantiene la frialdad, esa puede ser una de las bazas de Kiko, más contundente en el cuerpo a cuerpo, y que ya se lo demostró en el primer enfrentamiento, a pesar de la derrota, perforándole el tímpano y mandándole a revisión al hospital.

En cuanto a su equipo, Frampton está bien respaldado. Su mánager, el irlandés Barry Mc Guigan, también fue campeón mundial como el apoderado de Kiko, Sergio “Maravilla” Martínez, y además de un gran boxeador, fue campeón europeo también y verdugo de algunos españoles como Luis de las Sagras o Esteban Eguía. Todo queda en familia, el entrenador es Shane Mc Guigan, de 25 años, el hijo pequeño del jefe.
Frampton lleva desde los 7 años practicando boxeo y le persigue un sueño desde entonces, ser campeón mundial, por lo que afronta el combate más importante de su carrera. Vive en Belfast, peleará en casa, con el apoyo de todos sus vecinos y amigos, y también por supuesto de sus padres, de Christine, su mujer embarazada y graduada en criminología, y de su hija de tres años, Carla, que irá por primera vez a ver a su padre combatiendo encima de un ring.

Lo que sí parece olvidado es el gran conflicto dialéctico que mantuvieron el español y el norirlandés en las redes sociales haces unos meses. Incluso pudo agravarse su mala relación cuando Frampton apareció en Elche a ver a Kiko en la primera defensa exitosa de su cinturón ante el surafricano Jeffrey Mathebula, con un gorrito de papa Noel y una pertinaz sonrisa. Todo fue en tono de broma, precisamente todo lo contrario de la actitud de ambos cuando suene la campana el próximo sábado.
Frampton busca que su sueño se haga realidad ante los suyos, pero Kiko le recordará que todavía no ha llegado el momento de despertar.

El combate podrá ser visto en directo en marca.com
Aquí se puede adquirir en PPV por 2,95 euros marca.orbyt.es/boxeo