Daniel Pi
@BastionBoxeo

Se pretendía que la revancha entre Gennady Golovkin (38-1-1, 34 KO) y Saúl Álvarez (50-1-2, 34 KO) permitiese, en la medida de lo posible, sellar la polémica y decidir esta vez a un claro vencedor. Sin embargo, lejos de terminar con la controversia, la pasada madrugada en el T-Mobile Arena de Las Vegas (Estados Unidos), la revancha entre ambos sólo hizo que echar más leña al fuego de la polémica, ya que la estupenda y contendida pelea concluyó con la victoria de Canelo por decisión mayoritaria, si bien muchos vieron el triunfo del kazajo (entre ellos los equipos encargados de retransmitir la pugna en Estados Unidos y en Reino Unido), mientras que muchos expertos consideraron como el resultado óptimo el empate. Las tarjetas de los jueces fueron de 114-114 y doble 115-113.

A diferencia de lo que sucedió en el primer combate, esta vez Canelo no caminó el ring centrándose en evitar el peligro, sino que se mantuvo en el centro pugnando con su oponente. Aunque las acciones se mantuvieron parejas, Golovkin utilizó el jab de manera superior, acompañando su veloz y certero directo de mano adelantada con oportunos pasos atrás. Con la pelea intensificando su actividad, en el segundo round Álvarez llegó con claridad con ganchos zurdos y directos, aunque pronto “GGG” impuso su excelente jab de tal modo que pudo extender un dominio en líneas generales hasta el ecuador de la contienda.

Con ciertas similitudes al desarrollo del Golovkin-Lemieux, el kazajo usó su jab con tremenda insistencia, repitiéndolo inmediatamente después incluso de un fallo, conectando también eventuales uno-dos y uppercuts diestros y realizando sencillas pero eficaces esquivas para contener a su adversario. La respuesta de Canelo no desapareció, dado que fue conectando alguna breve combinación o hooks de izquierda aislados, entre otros golpes, pero sus acciones ofensivas fueron poco constantes, siendo víctima además de un corte en el párpado izquierdo.

No obstante, cuando se alcanzó el sexto round Golovkin pareció algo cansado y menos activo con su mano adelantada, lo que permitió que el mexicano desplegase un persistente trabajo al torso que pareció dañar algo al monarca WBA y WBC del peso medio. Aun así, los asaltos eran igualados y Golovkin fue impactando manos aisladas y realizando contraofensivas en la segunda mitad de los asaltos. Finalmente, alcanzado el último tramo, se llegó a un punto de máxima igualdad en los cruces de golpes, sucediéndose los momentos en los que Álvarez hacía valer su astucia por los que eran controlados por Golovkin en base a continuados golpes de poder, conectando, por ejemplo, en el décimo round una derecha que sacudió fuertemente a su contrincante, que ni siquiera por los más potentes puños dejó de ofrecer valiente replica.

Con el encuentro terminado y coronado el nuevo monarca unificado, Álvarez afirmó en la entrevista que estaría dispuesto a realizar una tercera pelea si el público lo desea, si bien ésta parece improbable. Y es que “GGG” no ofreció declaraciones sino que abandonó el ring inmediatamente después del veredicto con el rostro tremendamente serio, pareciendo sugerir con ello que, de nuevo, no estaba de acuerdo con el resultado y que simplemente renunciaba a seguir protestando contra las injusticias. Así, dando la sensación de que por el negativo trato recibido en los veredictos está desmoralizado totalmente en cuanto a su competencia con Canelo, y quién sabe si también con el boxeo en general, parece difícil que Golovkin quiera correr el riesgo de escuchar por tercera vez las tarjetas de unos jueces en los que ha perdido la confianza.

De este modo, el encuentro deja dos caras totalmente opuestas, con Golovkin habiendo vuelto a ver escaparse delante de él la victoria que habría catapultado la valoración de su carrera en la historia del boxeo y habiendo perdido sus coronas, su récord invicto y cada vez más cerca del retiro y más alejado del punto culminante de su rendimiento. Mientras tanto, Canelo, aunque estará hostigado siempre por la polémica en las tarjetas de ambos encuentros y por el doble positivo en control antidopaje, es plenamente consciente de que este triunfo, sobre el papel, es el mayor de toda su carrera y el que certifica que seguirá siendo la principal estrella del pago por visión, surgiéndole ahora la posibilidad de una unificación ante el vencedor del Saunders-Andrade o un choque ante su retador obligatorio David Lemieux.