José Manuel Moreno
En cierto modo, el invicto campeón mundial wélter WBO Timothy Bradley vivía estigmatizado al oír y leer una y otra vez en relación a su victoria de junio de 2012 ante Manny Pacquiao, que simplemente se trató de un robo, de una injusticia más en el mundo del boxeo para gran parte del planeta boxístico. Su demostración posterior ante el ruso Ruslan Provodnikov de marzo de este mismo año no le añadió más gloria precisamente. Todo eso aderezado por la merecida fama de gladiador y de top-3 del boxeo mundial de «Dinamita» Márquez pintaba un escenario este sábado en el Thomas & Mack Center ciertamente brumoso para el peleador californiano.Para colmo, de los 13.011 espectadores, bastante más de la mitad apoyaban como solo saben hacer los mexicanos (y si acaso los británicos) a su ídolo, en su magnífico intento de convertirse en pentacampeón mundial, al estilo de Floyd Mayweather, en cinco divisiones diferentes.

Pero lo que aconteció en el ring marcó sentencia. Un Tim Bradley mucho más agresivo que en sus peleas más importantes se vio en Las Vegas este sábado de octubre. Antes de la pelea, Márquez ya tenía garantizados hiciera lo que hiciera nada menos que 4,5 millones de euros por los «solo» 3 millones de su rival. La clave de la pelea estuvo en la derecha de Bradley que ya en el segundo round conectó de forma clara en el rostro del mexicano. El fuerte de Márquez, por el contrario, fueron sus temibles ganchos de izquierda y su proverbial valentía. Superada la primera mitad de la pelea, nadie dudaba que estábamos ante una batalla más que igualada, pero Márquez, a diferencia de otros tiempos y otras memorables peleas, se «comía» más golpes que su contrario. La prueba, la hinchazón en su ojo izquierdo a partir del octavo round.

En el décimo asalto, y con la gente efervescente apoyando al azteca, una derecha de Bradley por poco consigue su propósito de tumbar a Márquez, y en el último round, en pleno ataque extraordinario de Márquez buscando la sorpresa final del nocaut, una contra felina de Bradley estuvo a punto de nuevo de hacerle inclinar la rodilla. La suerte estaba echada. Las cartulinas reflejaron lo igualada que fue la pelea: 115-113 y 116-112 para Bradley de los jueces Robert Hoyle y Patricia Morse Jarman que contrastaban pero solo ligeramente con el 115-113 de Glenn Fieldman. Cualquiera pudo ganar, pero esta vez los mejores y más claros golpes fueron de Bradley, que hizo probablemente la mejor pelea de su carrera.

En cuanto a las estadísticas del famoso Compubox, delatan que Bradley tuvo un 30% de efectividad por un 34 % de Márquez, pero con el matiz de que aún así Bradley conectó más golpes que su oponente. Márquez ni quiso hablar con la televisión estadounidense tras el combate, aunque posteriormente habló de que «son ya seis robos en mi carrera, no sé lo que pasará con mi futuro». Beristáin, el afamado trainer del mexicano, afirmó que «Bradley es el único boxeador invicto que lleva ya dos derrotas».

El vencedor, por su parte, reclamó su presencia en el top-3 del momento: «Está Mayweather, está Andre Ward y estoy yo» en alusión a la condición de invictos de los tres boxeadores estadounidenses y a su vez poniendo su nombre con luces de neón para un próximo combate ante Mayweather. Si ambos son pesos wélter naturales y los dos están invictos, ¿por qué no?.