Para olvidarnos del coronavirus durante un rato pocos combates resultan tan adecuados como la primera guerra entre el estadounidense Diego Corrales (39-2, 32 KO) y el mexicano José Luis Castillo (52-6-1, 46 KO), un encuentro entre dos pegadores con enorme coraje que va más allá de lo emocionante y de lo espectacular para ser verdaderamente épico.

La pelea se produjo el 7 de mayo de 2005 en el Mandalay Bay de Las Vegas (Estados Unidos), siendo una unificación de coronas, puesto que “Chico” Corrales poseía el cinturón WBO del peso ligero, que había conquistado en 2004 contra Acelino Freitas, y “El Temible” Castillo tenía en su poder el cetro WBC de la misma división, ganado ante Juan Lezcano en 2004 y defendido ante Joel Casamayor y Julio Díaz.

Ambos boxeadores estaban consolidados y contaban con múltiples títulos mundiales, entrando al ring Corrales con 6 cinturones mundiales, 5 de ellos en el peso superpluma, y Castillo con 7, todos ellos en el peso ligero. Las similitudes no terminaban ahí, puesto que tenían rivales en común: por ejemplo, los dos habían vencido al “Cepillo” Casamayor de forma dividida y habían sido derrotados por Floyd Mayweather, si bien Castillo dejó una imagen superior ante este mismo adversario y por ello muchos le veían como favorito de cara a su pelea contra Corrales.

Presentados los protagonistas y el contexto, no vale la pena alargarse más y es mejor disfrutar de este combate del año 2005 según The Ring.