Darío Pérez
@Ringsider2020

Matchroom Boxing organizó en la tarde del sábado una de las mejores veladas del año hasta la actualidad, alojada en el Manchester Arena de Inglaterra. Muchos y buenos combates, con varios títulos del mundo y grandes peleas sin cintos en juego, habían preparado los de Eddie Hearn para deleite del espectador.

El ruso nacido en Kirguistán Dmitry Bivol (18-0, 11 KO), campeón del mundo semipesado WBA e inactivo desde hace año y medio, arriesgaba su cinturón global ante el británico Craig Richards (16-2-1, 9 KO), titular británico de la categoría. Bivol tomó la parte central del cuadrilátero, mandando absolutamente desde el primer segundo de combate y con una cadencia uniforme en sus ataques al aspirante.

Richards, consciente del peligro de su rival, se mostraba algo timorato a la hora de agredir a Bivol, tal vez temiendo que una contra del ruso pudiera resultar decisiva en contra. Bivol no se desarmaba en ningún momento, y estaba a gusto con el plan de anotarse los asaltos mostrando su exquisita técnica y bien desarrollada defensa, asumiendo los riesgos justos (aunque ello es a veces un peligro en sí mismo, porque te expones a que te pueda noquear un golpe aislado hasta el último momento).

El último tercio de pelea siguió con el campeón dominando la mayoría de los rounds mediante el jab, sumando también tiempo de ring tras año y medio con un Richards que, satisfecho de haber llegado a esos asaltos finales, empezó a quemar sus naves con más trabajo agresivo buscando al defensor del cinto mundial. Combate de menos a más que murió en las cartulinas de los jueces: 118-110, 115-113 y 115-114 (las dos últimas, más que aborrecibles, es difícil de entender dar más de tres asaltos a Richards).

Abrió la velada el recuperado Scott Fitzgerald (15-0, 10 KO), que, tras más de un año apartado del boxeo por problemas extradeportivos, dejó una gran imagen venciendo al francés Gregory Trenel (13-7-2, 3 KO) en el tercer asalto de su cita.

Ya en la parte televisada del espectáculo, en el peso ligero se vieron las caras el norirlandés James Tennyson (28-4, 24 KO) y el mexicano Jovanni Straffon (24-3-1, 17 KO). Tennyson, excampeón británico y de Europa y retador mundial, ocupó el centro del ring y atacó duramente a Straffon. El norteamericano hizo lo mismo, centro del ring y ataque descarnado. La sombra del KO voló sobre el Manchester Arena desde el primer tañido de campana. Y así fue, durísima mano al rostro del rival por parte de Straffon, que se mostró más fuerte, más rápido o con más inteligencia que Tennyson, que se equivocó al aceptar la pelea a cara o cruz de su rival. Tennyson cayó, se levantó en malas condiciones y, al primer golpe recibido posteriormente, el árbitro paró las acciones con buen criterio.

El debutante peso pesado Johnny Fisher (2-0, 2 KO) tenía en el veterano Phil Williams (3-28-1, 1 KO) a su segunda piedra de toque. Fisher salió sin prisas ni obsesiones por noquear, haciendo su boxeo e impactando nítidamente sobre un Williams algo fondón para el pugilismo profesional.

Las hostilidades duraron poco más de dos de los cuatro asaltos programados, ya que el trabajo de Fisher fue acumulándose y el árbitro decidió apiadarse de Phil Williams, parando la pelea.

Seguiremos hablando del resto de peleas programadas en el evento en otra noticia.