Daniel Pi
@BastionBoxeo

Hace unos días desde ESPABOX informábamos de que una promotora china había logrado imponerse, a través de un intermediario, en la subasta concerniente al campeonato mundial IBF del peso semipesado, título cuyo poseedor es el ruso Artur Beterbiev y su aspirante obligatorio el chino Fanlong Meng.
Enlace a la noticia sobre la subasta de este combate

Pues bien, se ha dado a conocer desde fuentes cercanas al boxeador que Beterbiev está pensando en dejar su cinturón vacante por negarse a pelear en China. El motivo de ello es que Beterbiev, que es musulmán, quiere protestar así contra la situación que padece en China la etnia uigur, de religión también mayoritariamente musulmana y que está sufriendo una durísima persecución e incluso internamientos masivos en campos de concentración.

Aunque el gobierno chino invierte muchos millones para lavar su imagen exterior a través de propagandistas, organiza grandes eventos deportivos y luce ante los turistas ciudades modernas y espectaculares en el este del país, el hecho es que en el oeste y en el noroeste (donde el acceso a los turistas está restringido) se alega que se producen multitud de crímenes contra los derechos humanos, lo que en la región donde se concentra el grueso de la población uigur se traduce en un “estado policial”, que controla todos los ámbitos de la vida pública, prohibiendo, por ejemplo, hasta que los hombres uigures lleven barba.

Más preocupante aún es el hecho de que se calcula que cientos de miles de personas, o incluso más de un millón, sufren internamiento en los llamados “campos de reeducación”, en los que, según los grupos de derechos humanos, se intenta modificar forzadamente el pensamiento de los individuos a través de todo tipo de presiones e incluso maltratos a la vez que se les hace memorizar consignas del partido comunista chino.

Siendo los motivos de Beterbiev moralmente loables, la prensa mundial podría ofrecer un apoyo firme a su decisión y respaldarla, como se hace con otras protestas de carácter político-social. No obstante, teniendo muchos grupos audiovisuales y patrocinadores vínculos vitales con compañías dirigidas por políticos del poderoso estado chino, no son pocos los que, aunque en otras ocasiones se dan golpes en el pecho hablando de rectitud moral y denunciando todo tipo de actitudes políticas, se muestran ahora cohibidos para señalar con el dedo la persecución de una dictadura a un grupo poblacional completo.