Daniel Pi
@BastionBoxeo

En la que fue, sin duda, la actuación más floja de toda su carrera, igualmente el ruso Artur Beterbiev (12-0, 12 KO) dominó y batió por nocaut técnico en el duodécimo y último episodio al alemán Enrico Koelling (23-2, 6 KO), haciéndose con el cinturón mundial vacante IBF del peso semipesado en el Save Mart Center de Fresno (Estados Unidos) y en una velada organizada por Top Rank.

Koelling ofreció nuevamente una extensa muestra de todos los puntos débiles de su boxeo, destacando por encima de todos ellos una frecuencia de golpeo ridículamente baja y una nula capacidad para ser decisivo ofensivamente, algo que, sumado a una agresividad muy contenida por parte de su adversario, se tradujo en repetidos abucheos y silbidos por parte del público, que no se mostró satisfecho por un enfrentamiento repetitivo y sin emoción.

Como se podía esperar, Koelling intentó ceder la iniciativa y mantenerse un tanto dinámico pero, sin acompañar sus desplazamientos con puños, era sólo un blanco ligeramente móvil ante un Beterbiev que no cesaba de usar su jab arriba y abajo junto a golpes curvos de variadas trayectorias, aislados o enlazados. Por momentos Koelling llegó a distanciar un minuto cada breve combinación lanzada por su parte, por lo que Beterbiev tuvo el camino despejado para perseguir y hostigar a su adversario, si bien optó por no ofrecer los implacables ataques que le han dado a conocer y le otorgaron rápidos y espectaculares triunfos anteriormente.

Pareciendo poco probable que la moderación ofensiva de Beterbiev se debiese al riesgo que presentaba su rival y siendo bastante evidente que podía romper la pugna cuando lo desease, la única explicación plausible a su actitud parece ser la plena aplicación y sin ajustes de una estrategia global enfocada a un oponente más activo de piernas y manos, ya que gradualmente su combatividad fue creciendo, llevando cada vez más frecuentemente a su adversario contra las cuerdas e impactando de forma más peligrosa sus ganchos enlazados con uppercuts.

De todos modos, fueron muchos los momentos en los que, teniendo al alemán encerrado y estático, no se decidió a atacar, cosa verdaderamente excepcional en su boxeo. A pesar de ello, contando con un 100% de victorias antes del límite y una pegada descomunal, su trabajo, por poco intenso que pudiese parecer, se iba cobrando un precio en su contrincante, que finalmente, en el undécimo asalto, se vio estremecido por una poderosa ofensiva con curvos de izquierda y directo de derecha. Aun así, no fue hasta el último round que una combinación de hooks y uppercuts derribó a Koelling por primera vez, poniéndose punto y final al encuentro en la reanudación cuando, tras ser acechado, fue tumbado de nuevo por un gancho diestro, deteniendo el tercer hombre la pelea sin ni siquiera realizar cuenta.

Cualquiera que hubiese visto combatir a Koelling con anterioridad podía prever que su falta de ritmo, pegada, tenacidad, consistencia y continuidad se materializarían en la imposibilidad de hacerse con el triunfo, aunque se esperaba que la contundencia de Beterbiev solventase los momentos tediosos de forma definitiva y bastante rápida. Pero al contrario, el ruso dejó que la pelea se consumiese lentamente y sin ofrecer espectáculo o una elevada cantidad de golpes de poder, todo ello en el día de su coronación. En cualquier caso, si bien se esperaba más acción de su parte, Beterbiev consiguió una victoria completa e incuestionable una vez más y cumplió con las expectativas generadas por él desde el inicio de su trayectoria profesional al lograr su primera corona, además en una categoría con una extensísima élite y que pasa por un brillante momento. Así que, aunque quizás no lo haya hecho como se esperaba, ha dado el primer y trascendental paso hacia los mayores combates de su carrera que, ya sean ante otros monarcas o ante retadores insignes como el magnífico Oleksandr Gvozdyk (ahora virtualmente número 1 IBF), le darán la posibilidad de alcanzar las más altas cotas, eso sí, bajo el más alto de los riesgos.