Darío Pérez
@Ringsider2020

En velada que se disputó en México la pasada madrugada, asistimos a una de las sorpresas del año. Carlos Cañizales (22-1-1, 17 KO), invicto hasta ayer y poseedor durante mucho tiempo del título WBA minimosca «regular», cayó con estrépito ante el púgil local, Esteban Bermúdez (14-3-2, 10 KO), hacia la mitad de los doce asaltos reglamentarios.

Era una pelea de regreso por parte del excampeón venezolano, donde Cañizales simplemente quería quitarse el óxido de mucho tiempo sin actividad, pero acabó en tragedia deportiva para sus intereses. Esa falta de acción le pasó factura al empezar la pelea, mostrándose el mexicano mejor y más activo. Según avanzaban los asaltos, Cañizales fue cogiendo tono y mejorando, empezando a encontrar ese boxeo con buena defensa y acumulando castigo en el oponente a la vez.

El sexto asalto vio cómo Bermúdez cazó con una derecha la zona baja del rostro de Cañizales, mandándole a la lona con estrépito. Tras levantarse visiblemente dañado, en el siguiente intercambio se terminaron las hostilidades tras irse de nuevo al suelo el sudamericano, perdiendo su condición de imbatido sin que el árbitro tuviera que contar de nuevo.

Sorprendente final en un año de muchos resultados chocantes, ya que los largos periodos fuera del cuadrilátero están pasando factura a multitud de boxeadores; no creemos casualidad que los púgiles mexicanos, siempre aguerridos y buscando la corta distancia y el todo o nada, sean los que están protagonizando la mayoría de estos combates con final inesperado.