Daniel Pi
@BastionBoxeo

Como se preveía, el pegador David Benavídez (22-0, 19 KO) resultó demasiado contundente para el monarca mundial WBC del peso supermedio Anthony Dirrell (33-2-1, 24 KO), quien, en el combate coestelar de la velada del Staples Center de Los Ángeles (Estados Unidos), fue derrotado por KOT en el noveno asalto. De todos modos, de nuevo, por desgracia, la nota negativa de la pugna la dejó un muy grave corte y la negligente gestión que realizaron el árbitro de la contienda, Thomas Taylor, y el médico, que fueron irresponsables hasta el límite.

Antes de padecer la peligrosísima brecha, Dirrell trató de caminar el ring y de usar sus reflejos, su destreza al contragolpe y su rapidez para conectar directos contra su aspirante, un Benavídez que presionaba con mucha calma, sin preocuparse demasiado de si le alcanzaban o no manos de su adversario y que intentaba llegar salteadamente con su directo de mano adelantada y eventuales curvos. Con todo, y aunque Dirrell impactó buenas derechas de francotirador desde la distancia larga, poco a poco Benavídez fue conectando sus golpes de poder con mayor constancia, estallando en un quinto asalto en el que encadenó hooks en corta con mucha agresividad, si bien el round decisivo resultó el siguiente.

En el sexto episodio la mano adelantada de “El Bandera Roja” provocó una brecha muy seria en el párpado derecho de Dirrell, tajo que por la peligrosa zona en que estaba y por su espantoso aspecto debería haber hecho que se detuviese el combate inmediatamente. De hecho la piel se descolgaba sobre las pestañas del boxeador, impidiendo su visión. Sin embargo, el árbitro en lugar de seguir el sentido común, detener el encuentro y decretar la victoria de Benavídez por KOT dejó que la pugna se alargase hasta el noveno asalto, siendo cómplice de ello el médico, que por tres veces revisó el corte y por tres veces dejó a Dirrell continuar.

Con Benavídez yendo cada vez a más y Dirrell cada vez a menos, además sangrando abundantemente y con dificultades para ver por su ojo derecho, la pugna desembocó pronto en un hostigamiento frontal e innecesario del invicto sobre el monarca que, tras ser alcanzado por potentes ganchos, uppercuts y directos, quedó encerrado en las cuerdas, decidiendo su esquina poner fin a la contienda. Y es que el tercer hombre ni siquiera entonces pudo cumplir adecuadamente con su función de proteger al desbordado boxeador, interviniendo sólo cuando fue avisado por los oficiales que subieron al ring.

Sea como sea, la victoria de Benavídez resulta completamente merecida, dejando claro con su actuación que, más allá de algunas cuestionables decisiones tácticas, está en plena forma y listo para continuar su reinado donde lo dejó cuando perdió su cinturón por un positivo en control antidopaje. Precisamente su nueva irrupción como campeón mundial parece llegar justo en el momento adecuado para el interés de los aficionados, puesto que la división está pasando por una gran época, contando con muchos boxeadores de nivel con los que Benavídez no tardará en intentar negociar un choque ahora que ha recuperado su corona.