El COVID-19 obligó a la cancelación de la tercera pelea entre Tyson Fury y Deontay Wilder, prevista para este verano. El promotor Bob Arum descartó realizar un combate de esta magnitud a puerta cerrada. «Los aficionados gastaron casi dieciséis millones de euros en la compra de entradas para la anterior pelea. ¿Cómo reemplazar esos millones? Para un deporte como el boxeo, en el que la taquilla es un porcentaje tan grande de los ingresos, no veo cómo se puede hacer sin público».