Nota de la redacción: En ESPABOX tienen cabida todas las opiniones en LA TRIBUNA, siempre que sean respetuosas. Si usted desea enviarnos algún escrito para su publicación, puede hacerlo a través del email info@espabox.com

Manuel Sánchez
Presidente de la Federación de Boxeo de les Illes Balears

Como ya advertí el pasado viernes, el combate entre Catalin Paraschiveanu y Arístides Quintero ponía en riesgo gravemente la salud del boxeador panameño, porque peleaba ocho días después de ser derrotado por José Del Río, con el añadido de que subió de categoría para la velada que tuvo lugar anoche en Málaga. El Comité de Boxeo Profesional autorizó a Quintero a pelear a pesar de venir de una derrota, lo que sienta un peligroso precedente en el boxeo español, ya que a partir de ahora todos los boxeadores en la misma situación podrán acogerse a esta decisión de Domingo Matas, y los distintos empleados -indistintamente de la forma de cobrar sus nóminas-, que dirigen, o conducen al abismo, al boxeo profesional en España.

Era previsible pronosticar una derrota de Quintero, que es un boxeador con fundamentos y no un rival escogido a dedo desde algún país ficticio para engordar un récord, pero el desenlace pudo ser mucho peor, pues el panameño acabó tendido sobre la lona tras caer noqueado frente a un rival con sólo cuatro victorias antes del límite como Catalin Paraschiveanu. Si hace dos semanas Domingo Matas estaba presente en otra caótica velada en Castellbisbal, ayer el presidente del Comité de Boxeo Profesional volvió a permanecer inmóvil ante otra violación del reglamento: Ignasi Caballero fue quien estuvo en la esquina y atendió a Quintero, ¡¡diez minutos después de ser noqueado en la misma velada por el malagueño Samuel Molina!! El reglamento prohíbe que una persona actúe de entrenador y boxeador en la misma velada, pero Domingo Matas demostró una vez más que las leyes están para obviarlas. Imagino que Domingo no querría más problemas con la promotora World Factory Events, después de ser noqueado el Comité de Boxeo Profesional por el CSD cuando trató de prohibir sin argumentos la participación de Luca Giacon.

Gonzalo Rodríguez y Carlos Utrilla, los mismos que criticaron hasta la saciedad la labor de Alfonso Redondo, demuestran día tras día que su sitio adecuado es ese, Facebook, desde donde hostigan a sus críticos -principalmente a mí-, por decir la verdad. De este dúo, no conocemos sus opiniones sobre el caso Luca Giacon o de la participación de menores en veladas en España, pero sí sabíamos lo que les parecía públicamente las ideas políticas de Alfonso Redondo. Ellos se encargan de vender esas bombas de humo llamadas acuerdos, que lo que hacen es saltarse los principios constitucionales para que la FEB tome el control de las autonomías. Los nueve presidentes que ya han firmado deberían hacerse mirar lo que han firmado, y no aplaudir las migajas que les dará la arruinada institución que preside Felipe Martínez. Esta nefasta gestión de la nueva Junta Directiva no está pasando desapercibida en el CSD, de donde proceden la mayoría de ingresos de la FEB, que reducirá su subvención anual a pesar de los resultados del alicantino José Quiles y el grancanario Samuel Carmona en el Europeo.

Por encima de las subvenciones, los campeonatos y de quién es el supervisor de turno, la FEB tiene dos obligaciones por encima del resto: proteger la salud de los boxeadores, sea quien sea su apoderado, y hacer que se cumpla con justicia el reglamento. Por ello, señor Domingo Matas debería plantearse la dimisión, porque su actitud pasiva es un mala noticia para el boxeo nacional, situándose con esta última decisión de autorizar a Quintero el listón muy alto para poder parar los pies a los mánager antes de que se produzca un accidente.