Daniel Pi
@BastionBoxeo
Antes de tener que disputar hacia noviembre una complicadísima defensa obligatoria ante Carlos Buitrago, el mexicano José Argumedo (20-3-1, 12 KO), campeón mundial IBF del peso mínimo, ha decidido rentabilizar al máximo su condición de titular aceptando una buena oferta para pelear en Japón en una puesta en juego voluntaria. Con todo, esta pelea no será para él algo tan sencillo como recoger una bolsa y marcharse con el cinturón de vuelta a su país, sino que enfrente tendrá quizás al mejor prospecto japonés de una nueva generación que podría intentar establecer una hegemonía en la categoría, el imbatido Hiroto Kyoguchi (7-0, 6 KO).
Este púgil ha surgido como una verdadera revelación en el boxeo nipón, ya que, debutando en abril de 2016 tras una sólida pero no demasiado especial carrera como amateur, encadenó cinco victorias por nocaut sin pasar del tercer asalto que le alzaron a la disputa del cinto continental OPBF, título que adquirió también venciendo en tres asaltos y que posteriormente retuvo con una dominadora decisión unánime ante el durísimo filipino Jonathan Refugio. Todo ello con espectaculares actuaciones en las que demostró tanta explosividad ofensiva como habilidad técnica.
Por lo tanto, no es ni mucho menos seguro que Argumedo pueda retener por cuarta vez su corona, de hecho puede esperarse que tenga que trabajar con la máxima tenacidad hasta el final para intentar asegurarse la victoria en la que puede ser contada como una de las peleas más difíciles de toda su carrera.
Sea como sea, el combate debería resultar realmente entretenido, puesto que debería dejar continuados cruces de golpes teniendo en cuenta la elevadísima agresividad de ambos contendientes. Argumedo suele lanzarse en osadas ofensivas en las que enlaza en pocos segundos un notable número de rectos y curvos, estilo boxístico muy similar al de Kyoguchi, si bien éste posee una mayor ortodoxia en la ejecución de sus golpes e incluso una apreciable brillantez, especialmente cuando usa su excelente uppercut. De todos modos, el japonés nunca ha sido puesto a prueba ni mucho menos ante un rival de la élite mundial, contando con sólo veinticinco rounds disputados, cifra muy escasa comparada con los casi ciento cincuenta asaltos que Argumedo tiene a sus espaldas en duelos ante adversarios como Oswaldo Novoa (al que se midió tres veces), Saúl Juárez, José Tecuapetla o Katsunari Takayama.
Aun así, Kyoguchi, por su talento natural, suple gran parte de sus carencias en cuanto a experiencia profesional se refiere, por lo que a la hora de la verdad sólo la inquebrantable resistencia física de Argumedo y su casi inigualable cadencia de golpeo son aspectos que decanten seriamente a su favor la contienda. Y es que, aunque ambos saben boxear bien sin poseer la iniciativa y un ajuste táctico en este sentido podría resultar vital en las fases posteriores de la pugna, es de esperar que estos peligrosos noqueadores intercambien cuero prolongadamente y sin miramientos en este choque que decidirá si Asia domina totalmente las tres divisiones más ligeras (peso mínimo, minimosca y mosca) o si América mantiene a su único monarca.
El campeonato IBF del peso mínimo será el combate estelar de una velada disputada el domingo en el Ota-City General Gymnasium de Tokio, Japón, evento en el que también se producirá el mundial WBA del peso minimosca entre Taguchi y Barrera. Al igual que los citados boxeadores, Argumedo y Kyoguchi superaron satisfactoriamente la ceremonia del pesaje, dando el campeón 47,1 kg y el retador 47,6 kg, que es precisamente el límite del peso mínimo.