Daniel Pi
@BastionBoxeo

Con solamente 8 combates como profesional, el uzbeko Murodjon Akhmadaliev (8-0, 6 KO) ha grabado su nombre ya en los libros de historia del boxeo, puesto que la pasada madrugada, en el Meridian at Island Gardens de Miami (Estados Unidos), igualó la marca de Leon Spinks como boxeador que logra coronarse campeón mundial unificado en un menor número de combates. Para lograr esta hazaña, además, Akhmadaliev derrotó al número 1 del peso supergallo de la actualidad, el titular WBA-IBF estadounidense Daniel Román (27-3-1, 10 KO), al que superó de manera merecida y justa, aunque por una decisión dividida que debió ser unánime, siendo las puntuaciones de 115-113, 115-113 y 113-115.

Consciente de que estaba ante el oponente más difícil de su carrera, Akhmadaliev no recurrió a un boxeo tan agresivo como en ocasiones anteriores, mostrándose más cauteloso en sus hábiles y rápidas entradas y salidas con variados curvos. Así, y evidenciando una adaptación a los esquemas del boxeo profesional asombrosa, Akhmadaliev tiró de una gran gestión de los tiempos de asalto para repartir su trabajo de manera que tejió un consistente dominio pese a las contundentes series de un Román que ya mostró problemas para ser determinante en su pugna ante Doheny.

Por otro lado, aunque Román ofreció una tenaz respuesta a la contra con uppercuts y ganchos y plantó cara decididamente en los intercambios, cosa que disuadió en parte la acometividad de su adversario, los oportunos pasos atrás de Akhamdaliev tuvieron un papel clave para cortar el ritmo de Román y no permitirle que encontrase lo mejor de su boxeo, a la vez que le hacían fallar un notable número de manos y disminuían la impresión de su eficacia. Y es que el uzbeko también controló muy bien el ring y varió la intensidad de la pelea de forma astuta, optando por dejar espacios o por acelerar las acciones con sus breves combinaciones de forma repentina, entrelazando precisión ofensiva y defensiva de forma constante.

Todos estos factores hicieron que, aunque Román es un púgil excelente y el combate se mantuvo competido, los asaltos se decantasen en mayor número del lado de Akhmadaliev, que por su versatilidad y destreza parece presentar una pesadilla para todos los boxeadores del peso supergallo, quizás con la excepción del “Vaquero” Navarrete. Es por este motivo que su carrera debería encaminarse a la búsqueda de los mayores retos posibles en la división, dado que, si fue capaz de batir al rey del peso supergallo en su octavo combate y con sólo 25 años, su proyección no tiene límites ahora mismo y no tiene sentido que afronte una disminución en cuanto al nivel de sus contrincantes.

Finalmente, no se debe pasar por alto que, si bien hasta el momento no ha sido una nación que en el boxeo profesional haya sobresalido (sí lo ha hecho en el campo amateur), Uzbekistán se está perfilando como una verdadera potencia mundial, ya que a Akhmadaliev se debe añadir una lista casi interminable de promesas uzbekas como Shohjahon Ergashev, Israil Madrimov, Shakhram Giyasov, Bahodir Jalolov o Bektemir Melikuziev, por mencionar sólo a cinco. Con tal potencial, parece que el boxeo se debería preparar para contemplar a varios destacados campeones mundiales uzbekos en los próximos años.