Jon Otermin
@jonmaya10

Lo pintaban como “combate del año”, y no es la primera vez (ni será la última) que un pleito con dicha etiqueta decepciona a gran parte de la parroquia pugilista. Vaya por delante que López es justo vencedor (115-113, a mi juicio), si bien no termino de entender la estrategia planteada por la esquina ucraniana. Con apenas golpes lanzados en los seis primeros asaltos de la contienda, Vasyl Lomachenko dejó escapar sus cinturones del peso ligero y Teófimo López se erigió como monarca absoluto en la burbuja del MGM Gran Las Vegas.

El duelo tuvo dos partes bien diferenciadas, en las que prácticamente todo giró en torno a la propuesta del artista soviético. Siendo mejor boxeador que Teófimo (que lo es), es inconcebible la pasividad con la que Lomachenko salió en la primera mitad de la pelea, con tan sólo un fugaz destello que para algunos le adjudicó el segundo round.

López, en cambio, hizo buena su condición de underdog y demostró no tener miedo al mejor libra por libra del momento. Aprovechando las escasas manos de su rival, el norteamericano se fue apuntando unos primeros asaltos con poca historia. Sus golpes no inquietaron en demasía a Loma, pero eran golpes al fin y al cabo. Para cuando Papachenko y los suyos cambiaron de plan seguramente ya fuese demasiado tarde, aunque vistas las cartulinas de los jueces poco o nada tenía que hacer el visitante. Lo de las puntuaciones en el estado de Nevada ya lo dejamos para otro día, porque es de juzgado de guardia.

En una noche en la que tenía más que perder que su rival, Lomachenko jugó a ser una especie de Floyd Mayweather. Y, para bien o para mal, cuando Lomachenko domina con una facilidad insultante es cuando precisamente se parece a sí mismo. La oportunidad de ser indiscutido en el ligero puede haberse esfumado, y todo parece indicar que ambos boxeadores cambiarán de peso: Lomachenko volverá al superpluma y López saltará al superligero. Si yo estuviese en el bando de Matrix, trataría de buscar una revancha que se antoja harto complicada. Su legado no será el mismo si consigue vengar esta derrota. Y la segunda mitad del combate demuestra que si no se anda con medianías lo puede hacer.

La diferencia de tamaño entre ambos púgiles era notoria; no parecía un combate entre dos hombres del mismo peso, sí. No obstante, eso no ha sido excusa hasta ahora y tampoco debería serlo de aquí en adelante. Dado su estatus de “número uno del mundo”, había más en juego para Hi-Tech (32 años de edad) que para López, que seguirá su meteórica ascensión en pesos mayores.

Toca reflexionar en el clan Lomachenko. La deriva que tomen a partir de ahora definirá con el tiempo la huella dejada en la historia del boxeo. Hasta hace escasas horas un aura de imbatibilidad impregnaba al ucraniano, pero revelada su “mortalidad”, toca ver hasta dónde llega su ambición.
“¿Ahora qué, Loma?”