Darío Pérez
@Rigsider2020

La de Adrián Torres Fresneda (2-1, 1 KO) es otra de tantas carreras que podrían quedarse como el Nostromo de David Lean o el Quijote de Orson Welles; grandes proyectos inconclusos, redundancia desgraciada en un boxeo español poco generoso con el talento, ha habido muchos. Y la historia de este joven madrileño podría ser uno de ellos, otro en la prolífica lista, si una serie de casualidades y el innegociable buen trabajo no se hubieran cruzado en un camino que este sábado, en Valdemoro, escribirá su cuarto capítulo.

Adrián es un chico tranquilo, afable desde el primer trato pese a no conocernos previamente, y con una manera de hablar que denota muchas experiencias previas, más de las que se le presuponen a quien aún no ha soplado veintiséis velas en una tarta. Nos cuenta, de manera temporalmente inversa, cómo le ha llegado esta nueva oportunidad en el boxeo, dos años después de su última aparición: «Yo estaba retirado de la competición, y empecé a entrenar con Ángel Moreno desde la apertura de su gimnasio; al final, trabajas en un sitio así, tienes el material, y hablando con Ángel acabamos llegando a un acuerdo y llegamos a un proyecto común con el que ir adelante. Él me dijo que no podía estar fuera del boxeo con el talento que tengo, y que él podría ayudarme entrenando y hablar con la gente de Maravillabox para intentar trabajar con ellos. Y entiendo que él quiere también tener una meta como entrenador, tener algún chaval consiguiendo cosas importantes, así que la idea es intentar ser campeones de España».

Preguntado por su inicio en nuestro deporte, Adrián recuerda que «mi bisabuelo, que es de origen chileno, fue boxeador profesional y ganó algunos campeonatos amateur por allí. De pequeño era un poco peleón, era gordito y se metían conmigo, así que con tanto pegar puñetazos me acabó metiendo mi familia en un gimnasio. Para canalizar estos asuntos, empecé y llevo entrenando desde los 10 años y mi primera pelea fue en cadetes, con 14, no entiendo la vida sin boxeo. Estoy donde tengo que estar, dentro del boxeo».

Nuestro protagonista rememora su debut profesional, a finales de 2017, cuando las cosas no le salieron como esperaba contra Eikhan Bairamov: «Trece años entrenando sin parar para debutar como boxeador profesional, y al minuto del segundo round me rompí el tendón del bíceps distal por lanzar un golpe con el brazo mal posicionado. Por suerte, la operación salió bien y la recuperación fue un éxito».

Sobre su ausencia de dos años en los cuadriláteros, Torres comenta apesadumbrado que «se dieron un cúmulo de situaciones que hicieron que yo me desencantase del boxeo. Con la lesión que sufrí, hubo una serie de discrepancias a la hora de ver las cosas, cogimos distintos caminos y luego llegó la pandemia, me quedé sin equipo de trabajo, sin mánager, sin gimnasio… Pues estaba fuera. Pero, por suerte, conocía a Ángel Moreno de vista y haber coincidido en veladas, y gracias a Sergio Romero (que nos puso en contacto), empecé a trabajar con él en el gimnasio, dando las clases y demás».

El sábado, peleará en los combates previos a Sergio «Maravilla» Martínez contra Brian Rose: «Es, para mí, un sueño cumplido. Ya cuando salió su promotora, como aficionado y boxeador, pensé que ojalá fichase algún día por ese equipo, porque sabes que van a mirar por los intereses de sus boxeadores. Y se ha dado ahora, con el tiempo, porque las cosas ocurren por algo. Además, poder pelear en su velada, hacer sparring con él… Hablamos de alguien que lleva boxeando toda la vida y yo, a su vez, trasnochaba para ver las peleas de Maravilla en Marca o en canales piratas cuando no había otra cosa».

Su contrincante iba a ser el inglés Darryl Sharp, pero ha habido un cambio de última hora, como nos cuenta Adrián: «Como Sharp tiene casi cien peleas y solamente cinco victorias, no le han autorizado a viajar para hacer el combate conmigo. Por eso, Óscar Zardaín (de Maravillabox) me ha dicho hace un par de días que mi rival sería un chico marroquí, Abdelkrim Zouad, que viene de otra disciplina, artes marciales mixtas o kickboxing. Es diestro, a diferencia del británico, por lo que me ha venido bien hacer sparring no solo con Sergio Martínez, sino también con Iker Fernández».

El futuro, tras ver que se alejaba el boxeo y ha podido reengancharse, no es algo que preocupe en exceso al púgil, que cree que «me encuentro en mi mejor momento, fuerte, rápido, sin ningún tipo de presión porque tengo todo que ganar y nada que perder. Sueño con ser campeón de España, de Europa y del mundo, pero hay que ir paso a paso y no se puede correr antes de saber gatear».

Este sábado, dará el primero de esos pasos hacia delante. El boxeo le debe una.