@ringsider2020

Adasat Rodríguez (Tenerife, 1987) es el Toro del boxeo español. Su dilatada carrera, de casi una década, contempla un récord de 18-9-2 (11 KO). Tras moverse en la mayoría de su trayectoria por el peso semipesado, hace unos años sorprendió al hacer lo contrario de lo que suelen dictar los cuerpos: bajó de peso ¡dos categorías! Nada menos que al peso medio, con una breve escala en el supermedio. Campeón del WBC Mediterráneo supermedio y dos veces Campeón de España semipesado, se ha quedado cuatro veces a las puertas del cinto de la Unión Europea. Buscando nuevos retos, recibe a @ringsider2020 para Espabox en estas semanas de confinamiento.

-Buenos días, Adasat. ¿Cómo estás y cómo vives estos tiempos tan extraños?
-Hola. Pues bien, he estado entrenando en casa. Por suerte, aquí tengo un saco y bastante material; no es lo mismo, pero hay que adaptarse. He subido de peso por no poder ir a correr como normalmente, pero espero recuperarlo pronto. La situación también tiene la parte buena de que une más a la familia, que al final es lo importante.

-Has hablado de tus orígenes y tus primeros años de carrera muchas veces. Te costó estabilizarte en el boxeo profesional, con muchas idas y venidas de promotoras, entrenadores y demás. ¿Cuál o cuáles son los puntos de inflexión en esos primeros años?
-Mi carrera ha tenido muchos, ha sido de todo menos lineal. Empecé, supongo que como todo joven deportista, creyéndome imparable, así que diría que el primer punto de inflexión fue mi derrota por KO contra Ricky Pow. Pasé por varios entrenadores bastante perdido y acabé cambiando de isla para estar con Carlos Formento. Con él hice mi primer campeonato nacional, y también perdí. Eso me hizo madurar como persona y deportista, dándome cuenta de que el camino hacia la cima es mucho más inclinado de lo que parecía en la distancia.
Para mi segundo campeonato de España, volví con Manuel Povedano, y conseguí el cinturón semipesado. Siempre dije a mi mujer que cuando tuviera un cinturón no lo iba a soltar ni para ir al baño… pero, como todo en la vida, cuando tienes algo en la mano ya no parece tan valioso como cuando lo veías de lejos, y me propuse subir otro escalón. Llevo tiempo aceptando combates complicados fuera, con distintos entrenadores esperando que llegue mi momento.

Ricky Pow ante Adasat Rodríguez

-En 2019 solo subes al ring una vez, en noviembre. Pero menudo combate, un título de la Unión Europea en Alemania. ¿A qué se debe esta inactividad? ¿No es arriesgado meterse en una pelea tan dura sin rodaje?
-Esa inactividad no fue por decisión propia. Varios combates se cayeron, así que no me lo pensé cuando me ofrecieron boxear por un título.

-Visto ese 2019 y los años anteriores, parece que estás siempre rozando los títulos a nivel europeo y también sales a pelear donde te llamen contra prospectos imbatidos. ¿En qué punto está tu carrera?
-La realidad es que el nivel fuera es muy alto. Resulta duro esforzarse tanto y no conseguir la victoria. A todos nos gusta ganar, echo de menos un combate en España asequible, pero la experiencia que da pelear contra los grandes no la cambio por una victoria fácil. Cada vez me siento más cerca de mis objetivos, espero que la clave del éxito sea no rendirse.
Ahora, con Marcos Badal, estoy más ilusionado que nunca. Él sabe sacar lo mejor de mí y darme fuerzas para mirar hacia delante. No me gusta poner excusas, aunque siempre uno las tiene para sí mismo… pero espero que en la próxima ocasión todo esté de mi parte por fin.

-Los Ángeles, Manchester, varios lugares de Alemania, Francia, Dinamarca, toda la geografía española… Eres un trotamundos del boxeo. ¿Qué se siente boxeando en tantos lugares?
-Irte fuera es irte fuera, ya sea Europa, Estados Unidos o China. Cuando no estás en casa, la sensación es siempre la misma: el rival tiene todas las de ganar y yo tengo que dar el 200% si quiero tener una mínima posibilidad.

-Se critica a muchos boxeadores por conservar demasiado, por ir muy despacio. No parece ser tu caso, porque has ido a combatir por medio mundo. ¿Alguna vez no has aceptado una pelea?
-Desgraciadamente, para algunos mánager esto es solo un negocio. Muchas veces me han llamado con solo una semana para que un prospecto me partiera la cara. Me considero una persona valiente, pero no estoy loco. Tengo una familia que cuidar y el boxeo no es un juego.

-¿Y podrías decirnos alguna pelea que estuviera a punto de darse y finalmente no pudo ser?
-Contra Martin Murray en Inglaterra hace dos años. Me habría gustado boxear, me quedó pena por no haber aceptado, pero me lo dijeron con 15 días de margen y no fue posible.

-¿Cómo fue bajar de peso dos categorías a mediados de tu carrera? ¿Por qué no empezaste en el medio para aprovechar tu pegada?
-Al principio, trabajaba de noche, y eso no me permitía entrenar lo suficientemente riguroso como para plantearme pelear en el peso medio. Ahora que me puedo dedicar en exclusiva al boxeo, hago mejores preparaciones físicas y doy un peso más ajustado. De todas formas, mi cuerpo ya ha sufrido bastante y el supermedio es el más adecuado a mi constitución. A veces se pierde más de lo que se gana por exprimirte demasiado, y la clave es encontrar el equilibrio.

-Dices que trabajabas cuando empezó tu carrera. ¿Cómo hace un boxeador profesional en España para sobrevivir, con la desventaja respecto a otros países de no ingresar por televisión?
-Por suerte, he tenido mucha ayuda por parte de patrocinadores. El Mesón Castellano y el Bar El Cine de Tenerife, entre otros, han estado conmigo dándome la posibilidad de dedicarme a esto en exclusiva. Y ojalá la cosa con las televisiones vaya cambiando y tengamos más apoyo.

-Además, tu caso es como el de tantos otros. El boxeo, lejos de convertir una vida en violenta, ayuda a encauzar unos orígenes difíciles. Parece que parte de la sociedad no lo ve así.
-El boxeo para mí es más que un deporte, es mi forma de vida. Estuve nueve años en centros de menores o semiabiertos, esa fue mi juventud. Cuando salí de esa vida, con 21 años, me vi sin ningún camino para seguir y luchar, y eso me lo dio el boxeo junto a la familia.

-Si es tu forma de vida, suponemos que seguirás relacionado con el boxeo tras retirarte.
-Cuando termine mi carrera como púgil, me dedicaré por completo al proyecto en el que ya estoy inmerso, que se llama “ring inclusivo”. A través del boxeo, quiero ayudar a chicos y chicas que estén viviendo circunstancias complicadas y darles un motivo para cambiar de vida.

-Muchas gracias por tu tiempo, tus explicaciones y la sinceridad con la que has afrontado nuestro encuentro. Esperamos que pronto vuelva la normalidad para todos, y en tu caso, que eso suponga salir con el brazo en alto de muchos combates.
-Muchas gracias a vosotros, un placer.