Manuel Valero
@Manu_Valero

Hace escasos minutos, la AIBA ha aprobado en Lausana (Suiza) la participación de boxeadores profesionales en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que comenzarán el 5 de agosto. Con 84 votos a favor y sólo cuatro abstenciones, el presidente de la AIBA Ching Kuo Wu vio cumplidos sus planes para ampliar su negocio, teniendo por delante un gran trabajo para reorganizar los torneos clasificatorios con pocas semanas de margen.

Además de las invitaciones que se otorgarán a campeones mundiales como Manny Pacquiao (quien parece que finalmente no acudirá a la cita olímpica) o Wladimir Klitschko, veintiocho plazas para profesionales se repartirán en Vargas (Venezuela) del 1 al 10 de julio. Los profesionales interesados tendrán que inscribirse a partir de mañana hasta el día 23 de junio, por lo que púgiles españoles como Kiko Martínez o Juli Giner podrán acudir a Río si la FEB lo considera oportuno.

Las boxeadoras profesionales deberán esperar hasta Tokio 2020 al no quedar plazas femeninas para esta edición, repartiéndose las últimas en Astaná la pasada semana.

El boxeo era de los pocos deportes donde no competían profesionales tras el proceso de profesionalización iniciado por Juan Antonio Samaranch. A diferencia de otros disciplinas como el baloncesto, donde simplemente puede darse un resultado más abultado al enfrentar a débiles selecciones como Nigeria ante la todopoderosa constelación de estrellas que compone el equipo estadounidense, en el boxeo no sólo se darán combates desiguales sino que aumentará el riesgo de que ocurra algún accidente. ¿Podría vencer el inexperto Cassius Clay que ganó en Roma 1960 al excelente Muhammad Ali que venció a Sonny Liston? ¿Le interesaría a Miguel Cotto buscar una medalla olímpica en lugar de disputar un combate en Las Vegas por una millonaria bolsa? ¿Correría Saúl «Canelo» Álvarez el riesgo de perder ante un púgil desconocido a la distancia de tres asaltos?

Esas son algunas de las preguntas que ha generado esta decisión, que ha causado división de opiniones entre los aficionados. Por su parte, el WBC ya ha anunciado que sancionará dos años a los boxeadores profesionales que participen en los Juegos Olímpicos.

No será la única novedad que veremos este año en el torneo olímpico, ya que los boxeadores volverán a pelear sin casco. La Agencia Mundial Antidopaje ya ha advertido a la AIBA que tiene que rediseñar su programa antidoping para aumentar los controles a realizar.