
Antonio Salgado
Frankfurt. 16 de junio de 1967. Oscar “Ringo” Bonavena venció por puntos a Karl Mildenberger.
Luis Ángel Firpo “El Toro Salvaje de las Pampas”, que estuvo a punto de noquear al inmarchitable Jack Dempsey, en 1932; aquel agresivo pugilista cuya dorada leyenda no han podido palidecer los novísimos campeones criollos como Pascualito Pérez y Horacio Acavallo, se batió el cobre con estrellas de la magnitud del propio Dempsey, Jess Willard y Harry Willis, dejando probada una potencia de punch y un espíritu de lucha de las que “El Martillador de Mannasa” salió como gato escaldado y sin pizca de ganas de volver a cruzar sus guantes con el único hombre que, salvo Genne Tunney, le hizo andar a gatas por la lona resinosa del cuadrilátero…
Treinta y dos años más tarde, un paisano suyo, Oscar Natalio Bonavena (a la derecha en la foto) -que cambia lo de Natalio por el más timbrado de “Ringo”- irrumpe con fuerza incontenible por los rings norteamericanos. Y consigue dieciséis k.o. en diecinueve combates. Su récord no puede ser más expresivo e intranquilizador para los pesos pesados universales. Es un muchacho con aspecto de Tarzán, con descuidada pelambrera, abultados músculos, ancha sonrisa… y con pies planos.
“Ringo” Bonavena, ante el estupor general, comienza a enseñar la lengua a sus rivales, levanta a los árbitros en vilo y asegura que de un sólo puñetazo puede derribar a todo un elefante… Va resultando un actor consumado, un propagandista insuperable de su propia personalidad, un alumno aventajado del irrepetible Cassius Clay, cuyo trono está intentando conquistar, ya que razones extradeportivas destronaron al citado “Loco de Louisville”, al parlanchín que no quiso lucir a su debido tiempo el uniforma militar de USA.
Max Schmelling, Bub Scholz, Nat Fleischer, el propio Angelo Dundee, preparador de Clay, pronostican que Bonavena será vencido por el alemán Karl Mildenberger, campeón de Europa de los pesos pesados y aspirante, junto al argentino y ocho norteamericanos, al trono universal vacante.
¡Qué corrección, señores! Mildenberger -unas veces por resbalón(¿) y otras por golpe- rodó por la lona en seis ocasiones. Y el estilo del alemán, en comparación con el del criollo, era muy superior. Karl posee la gracia de la habilidad pugilística, la soltura de un buen juego de piernas, la técnica suficiente para hacer de su derecha -es zurdo- un constante látigo que flagela el rostro de su antagonista; en fin, un boxeador cerebral, técnico, de los que pueden durar sobre el ring el doble tiempo que un fajador nato.
Pero Oscar “Ringo” Bonavena, con sus pies planos, con sus pies -¡claro!- atornillados a la lona, pulverizó todas aquellas virtudes con una pragmática agresividad- de “furia”, diríamos los españoles, y con esos dos puños de metal para los cuales no hay, no puede haber, encajadores que soporten éstos sin que se les nuble la mente y sus ojos se tornen vidriosos.
Todos nosotros lo pudimos ver a través de la pequeña pantalla de Televisión española. Y estamos completamente seguros que a muchos seguidores del noble arte le ha desilusionado la victoria del sudamericano porque triunfó la fuerza sobre la habilidad, la furia sobre el sentido cerebral… ¡Pero qué gran firma de garantía es poseer sobre el ring dos puños de dinamita, dos guantes que vomiten la lava suficiente para descarnar la técnica más depurada! Y no olvidemos el excepcional poder encajador del vencedor, que aguantó un tremendo cabezazo de una anatomía de 92 kilos y un izquierdazo en pleno rostro, este aminorado por el inmediato “clinch”, demostrándonos Bonavena su experiencia pugilística, capeando de la mejor manera el vendaval del que llevaba las riendas Mildenberger en el noveno asalto, único que ganó limpiamente.
George Chuvalo, Leotis Martin, Ernie Terrel y Karl Mildenberger ya han sido eliminados de este interesantísimo torneo que tiene por objeto buscar el sucesor del destronado(¿) Cassius Clay. Quedan en pie de guerra Joe Frazier- medalla de oro en los Juegos Olímpico de Tokio- Thad Spencer, Floyd Patterson, Jerry Quarris y Jimmy Ellis, antiguo “sparring” del propio Clay y próximo rival de este Tarzán que responde por “Ringo” Bonavena.
Todavía hay muchos que aseguran que el argentino no llegará al final. Es posible. Pero hay que tener en cuenta que Cassius Clay necesitó doce asaltos para desbancar a Mildenberger, que sufrió sólo dos caídas, mientras que ahora, otra vez en Francfort, el pequeño Chicago alemán, Bonavena le pulverizó en otros doce asaltos, sufriendo el teutón seis significativas caídas.
Puede que los argentinos vean en este estrafalario “Tarzán de pies planos” un inesperado sucesor del respetado “Toro Salvaje de las Pampas”.