Jon Otermin
@jonmaya10

Visto lo supuestamente “avanzadas” que estaban las negociaciones, decidí escribir mi opinión acerca del combate más esperado de los últimos años. Nada del otro mundo: unas letras para dejar a las claras mi hastío con la parafernalia que se había montado alrededor del Joshua-Fury. Me puse en contacto con Emilio Marquiegui, director de esta casa, para informarle de que una vez el anuncio fuese oficial, me encargaría de enviarle un texto plasmando mi punto de vista. Una pieza nunca escrita.

Es irrefutable que en ocasiones el boxeo cansa. El circo que lo rodea, más bien. Desde tiempos pretéritos todo tipo de chupópteros han buscado lucrarse a costa de los mejores púgiles del mundo, distorsionando un deporte que, por desgracia, cada día tiene más de negocio y menos de competición. Por fin parecía que Anthony Joshua y Tyson Fury, dos talentos llamados a revitalizar la categoría reina del cuadrilátero, se verían las caras en un duelo vaticinado desde antes de la caída en desgracia del Gipsy King. Pero no será así.

¿Tan difícil era ponerse de acuerdo? Para todo hijo de vecino tiene que ser complicado tragarse cómo dos millonarios juegan a ver quién tiene el orgullo más grande, sin ceder una sola esterlina. Luego nos querrán vender el cuento de que su legado les quita el sueño por las noches. En cualquier disciplina, no enfrentar a los mejores supondría un sacrilegio. No así en el boxeo actual, donde, en muchas ocasiones, los rivales son a demanda.

Palabrerías a un lado, cuando todo indicaba que la firma del archianunciado combate estaba a punto de rubricarse, un juez irrumpió en escena para tirar al traste el pleito estival. Espero que si algún día el combate se da no sea demasiado tarde, como sucediera con el Mayweather-Pacquiao en 2015. Pelea infumable donde las hubiese, con ambos lejos de su prime y ofreciendo un dudoso espectáculo.

Los dos pesados del momento, en busca de su hueco en la historia. Porque a pesar de nombres como Wilder, Ruiz Jr. o Whyte, la pareja británica está condenada a encontrarse antes o después. Han demostrado estar un escalón por encima del resto y tienen el talento suficiente para convertir la disputa en un clásico. ¿El combate más esperado desde el Lewis-Tyson en la categoría?

Ambos tienen la oportunidad de cambiar el rumbo de un tinglado enturbiado por la llegada de celebridades como Jake Paul, exhibiciones de leyendas retiradas o incursiones desde las artes marciales mixtas. Se necesita un retorno a los orígenes; al pugilismo clásico. Un regreso a aquellos días en los que los más grandes se batían las veces que hicieran falta.

Diego Armando Maradona diría aquella mítica frase de “la pelota no se mancha”. Vosotros, en cambio, solo tenéis que pelear y evitar que prostituyan vuestro deporte.